
Solo unas horas después de que Yolanda Díaz teatralizara una ruptura antes de firmar un acuerdo con el PSOE, Sumar celebra su segunda Asamblea Constituyente. Una muestra más de su tendencia a la escenificación ya que, pese a que el pasado mes de junio simuló que desaparecía del organigrama orgánico, ahora reaparece como número tres, ocultándose entre perfiles más desconocidos que lideran la lista como la actual secretaria de Organización de Movimiento Sumar, Lara Hernández, y el diputado Carlos Martín.
Una vuelta de tuerca a un patrón de conducta habitual de Díaz que escenifica grandes rupturas y que luego no llegan a ser tal. Los ejemplos son varios, el último ha sido el acuerdo ‘in extremis’ alcanzado entre PSOE y Sumar para que los perceptores del SMI que tengan que tributar el IRPF este año, puedan deducírselo en la declaración de la renta. Una cesión del ministerio que lidera Yolanda Díaz después de simular una ruptura sin vuelta atrás con la ministra de Hacienda.
"A las 10 de la noche ella dio la instrucción de levantarse de la mesa, no me he levantado yo, ni mi equipo ni mis responsables de la negociación. Ahora ya estamos en manos de los vetos que vaya a practicar el PSOE", atizó Díaz en una entrevista en Telecinco a primera hora de la mañana dando por hecho que una parte del Gobierno iba a vetar a la otra en la Mesa del Congreso. Bajo este paraguas era evidente que la negociación estaba siendo tormentosa e imposible de reconducir, pero nada más lejos de realidad ya que apenas una hora mas tarde, Hacienda y Trabajo anunciaban que habían alcanzado un acuerdo. Entonces Díaz cambió el tono y mostró su gratitud hacia María Jesús Montero, que durante la negociación preservó más el carácter discrecional de las conversaciones.
Este es el ‘modus operandi’ que asume Yolanda Díaz cuando tiene que negociar con su socio mayoritario: denotar una fuerte crisis, para posteriormente vender un aparente éxito lanzando con euforia un "lo conseguimos", pese a que en el caso del SMI se hayan sometido a la propuesta que los equipos de Montero pasaron a principios de semana a Trabajo.
Díaz recurrió a la misma estrategia en octubre de 2022 durante las negociaciones presupuestarias para 2023. En una entrevista en la Cadena Ser, cerca de la medianoche, la ministra de Trabajo aseguró que existían profundas discrepancias en materia de vivienda y medidas sociales con el PSOE, criticando incluso que "esta no era la forma adecuada de negociar". Díaz rechazó que se tratara de un disimulo, para que, pocas horas después, a las siete de la mañana, se anunciara el acuerdo, dando lugar al tercer y último presupuesto general del Estado que ha sacado adelante Pedro Sánchez.
Otro choque de trenes en el Gobierno fue a cuenta de la reforma laboral. Un pulso que mantuvieron la exministra de Economía y actual vicepresidenta del Banco Europeo de Inversiones, Nadia Calviño, y la ministra de Trabajo, aún cuando Díaz formaba parte de Unidas Podemos.
La reducción de la jornada laboral también ha enfrentado a Díaz con el ministro Carlos Cuerpo, al que tachó de ser "mala persona", para, a las pocas semanas, salir con el ministro en rueda de prensa presentando el acuerdo. Las divergencias entre ambos surgieron porque Trabaja rechazaba la propuesta de Economía de añadir medidas complementarias para las empresas. Sin embargo, tras la luz verde en el Consejo de Ministros admitían que, al final, se introducirán como enmiendas en el trámite parlamentario.
Trabajo y Economía acordaron a principios de año aprobar la reducción de la jornada laboral por la vía de urgencia, aunque todavía ni ha llegado al pleno del Congreso de los Diputados, ni cuenta con los apoyos suficientes para salir adelante. En cualquier caso, Díaz no desaprovecha la oportunidad y trata de sacar rédito político de iniciativas que lleva a cabo desde su ministerio, pero que en muchas ocasiones no logran los resultados deseados.