La escena provocó una llamada directa de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, al primer ministro chino, Li Qiang. Porque Pedro Sánchez decidió viajar por libre a China para cerrar acuerdos comerciales en plena batalla arancelaria de Donald Trump. La UE buscaba unidad y la respuesta de Sánchez fue demostrar que él tiene objetivos propios, unos que coinciden con los de José Luis Rodríguez Zapatero, quien opera con un lobby en china —el Gate Center— desde hace tiempo para cerrar negocios con la dictadura comunista. La escena de la presidenta europea drenando claro que Sánchez tan sólo se representaba a él mismo ha generado toda una catarata de críticas por el papel plenamente descoordinado de la UE de Sánchez.
Y dos semanas después ha llegado un documento del PSOE que, casualmente, plasma el compromiso de ser buenos: de, "frente a esta situación, apoyar la decisión de la Comisión Europea de establecer contramedidas equilibradas y rápidas en aras de la preservación de nuestros intereses" y de "seguir defendiendo los intereses de los sectores afectados en el seno de la Unión Europea". Mensaje recibido y el PSOE promete por escrito que no volverá hacerlo. Es de suponer que hasta que lo reclame Zapatero.
Sánchez en China
El documento del PSOE explica lo mismo que ya sabía Moncloa cuando Sánchez pisó territorio chino para negociar en solitario: "La llegada de Donald Trump a la Casa Blanca ha tenido consecuencias inmediatas para la economía global y lógicamente también para la europea y española". "Lógicamente, los países han reaccionado. Las autoridades chinas han denunciado la medida ante la Organización Mundial del Comercio (OMC). Canadá ha impuesto aranceles del 25% sobre 155.000 millones de dólares de importaciones desde EEUU, además de barreras no arancelarias. Y México ha anunciado que responderá también de forma contundente", señala el PSOE en su documento.
"La imposición de nuevos aranceles por parte de la administración de Donald Trump, en el marco de la disputa comercial entre Estados Unidos y la Unión Europea, ha dado lugar a una serie de contramedidas rápidas y proporcionadas sobre las importaciones estadounidenses a la Unión Europea, y todo esto tendrá un impacto negativo significativo sobre diversos sectores productivos de España", añade.
"Si esta situación no se frena, estas medidas pueden conducirnos a una guerra comercial, con consecuencias nefastas para las bolsas, el comercio internacional y que en breve podrán percibirse también en los bolsillos de los consumidores. España, no es ajena a estas medidas y el mercado español podría verse afectado como consecuencia de esta política arancelaria. El sector de la automoción, el primario, el tecnológico y el energético, serían los más afectados", explica el PSOE.
Pero la conclusión del documento marca la gran diferencia. Ahora, tras haber realizado el viaje deseado por Zapatero, el PSOE se compromete ante el Parlamento español a "buscar soluciones a las subidas arancelarias que pueda interponer el gobierno de Donald Trump" y "mostrar el apoyo rotundo al conjunto del sector primario, del tecnológico, del energético y de automoción español, principales sectores en riesgo por las medidas anunciadas". Pero eso sí, "apoyando la decisión de la Comisión Europea de establecer contramedidas equilibradas y rápidas en aras de la preservación de nuestros intereses" y "defendiendo los intereses de los sectores afectados en el seno de la Unión Europea".
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