
Es el ministro protegido de Pedro Sánchez. Es de los pocos que ha resistido a todas las crisis de Gobierno, pese a su impopularidad, pero, a cambio, es el que se ha tenido que tragar más sapos y hasta humillaciones. La cartera ministerial tiene un precio y Fernando Grande Marlaska no duda en doblegarse aunque sea a cambio de arrastrar por el fango su pasado como respetado e independiente magistrado.
Todo saltó por los aires con su política de nombramientos en la Guardia Civil y el cese ilegal, sentenciado así por el Supremo, del coronel Diego Pérez de los Cobos por negarse a darle información judicial secreta sobre la manifestación del 8-M en plena pandemia del coronavirus. Marlaska resistió pese a que hasta la justicia revocó el cese. También el de otros generales purgados como Francisco Javier Sánchez Gil, Arturo Prieto Bozec y Antonio José Rodríguez Medel Nieto.
Peores consecuencias ha tenido el desmantelamiento de OCUN Sur, la unidad de élite contra el narcotráfico en el Campo de Gibraltar que, tras cinco años de éxito con más de 10.000 detenidos y 150 agentes especializados, fue desmantelada por Marlaska en 2022. Desde ese momento, el narcotráfico se ha disparado en el Estrecho con nefastas consecuencias como la muerte de dos guardias civiles arrollados por una narcolancha en Barbate en 2022. Las asociaciones de la Benemérita piden más efectivos y medios.
El ministro parapeto
El ministro del Interior también fue el parapeto de Sánchez para cambiar su política sobre inmigración. El presidente socialista llegó dando la bienvenida al Aquarius y, tras el efecto llamada, hizo un giro de 180 grados como cuando obvió las muertes en la playa ceutí del Tarajal, con 14 ilegales que murieron ahogados. Unos fallecimientos que la extrema izquierda nunca perdonó a Marlaska al que culparon porque la Guardia Civil les había dispersados con balas de goma.
El ministro del Interior también miró para otro lado cuando la gendarmería marroquí mató a más de una veintena de ilegales (la cifra se sigue sin conocer con exactitud) cuando en 2022 intentaban saltar la valla de Melilla. A partir de ahí, Marlaska fue coleccionando reprobaciones parlamentarias (hasta 3) como si fuesen medallas, sin que le hiciesen mella. Mientras se ganaba enemigos a derecha e izquierda, por no derogar la ley mordaza como Sánchez le había prometido a Podemos.
Valorado por Sánchez
Además de servirle de coartada, hay algo que Sánchez valora de Marlaska: su discreción. Es un ministro que apenas habla y, cuando lo hace, es fiel al argumentario monclovita. Algo que no sucede con otros ministros que entraron con la etiqueta de independientes como Margarita Robles o José Luis Escrivá, que le dieron algún disgusto con sus salidas de tono.
Marlaska es fiel a Sánchez. Tampoco se le conocen discrepancias. Se ha adaptado a la mansedumbre de la partitocracia pese a no tener carnet y un pasado como vocal del CGPJ propuesto por el PP. De poco sirve su criterio sea obviado por Sánchez, dejándolo en numerosas situaciones a los pies de los caballos. Como cuando se negó a traspasar la gestión de fronteras a Cataluña. Incluso prometió que no habría co-gestión porque esta labor "es exclusiva del Estado". A las pocas horas, el PSOE firmaba con Junts un acuerdo en el que se incluía a los Mossos en los puestos fronterizos.
Los cartuchos israelíes
Las humillaciones a Marlaska vienen desde que fue nombrado ministro. A las pocas semanas tenía que escuchar un audio grabado de forma ilegal a la ministra de Justicia, Dolores Delgado, donde, en una conversación con el excomisario Villarejo, hacía referencias peyorativas a la condición sexual del recién nombrado ministro del Interior. Unas declaraciones homófobas que a la ahora fiscal no le pasaron factura.
Aunque lo más humillante ha sido la última desautorización al obligarle a cancelar una compra de 15 millones de cartuchos por 6,6 millones a una empresa israelí. Marlaska se opuso porque, entre otras razones, la Abogacía del Estado insinuaba que, como la compra estaba avanzada era imposible cancelarla y recuperar el dinero. La sombra del Tribunal de Cuentas y hasta de la malversación planea sobre la rescisión.
Para obligar a Marlaska, el Ejecutivo ha tenido que recurrir a un órgano dependiente Ministerio de Industria, Comercio y Turismo de España que se encarga de "evaluar y autorizar" las compras de material de defensa y doble uso. Este organismo, presidido por el Secretario de Estado de Comercio, está compuesto por representantes de varios ministerios y donde ha quedado evidenciada la soledad de Marlaska.
El contrato se rescinde pese a que este jueves se publicaba en el BOE. Ahora, la abogacía del Estado y los ministerios competentes ya están estudiando posibles reacciones legales y reclamaciones de IMI Systems tras perder la rescisión "unilateral" de este contrato.
El malestar de Marlaska se evidenciaba en el Consejo de Seguridad Nacional celebrado en Zarzuela. Tampoco en Moncloa están satisfechos con el desempeño del ministro del Interior al cerrar una compra con Israel pese a que Sánchez prometió que se cancelaban pero, pese a la tensión, no dudan que el exmagistrado continuará al frente de la cartera. Una vez más, la humillación es el precio que Marlaksa tiene que pagar para seguir siendo ministro.