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Mónica García convierte el gran apagón en propaganda política oportunista

El apagón dejó a España en la penumbra y a Mónica García construyendo una narrativa emocional que buscaba capitalizar políticamente la emergencia.

El 26 de abril, España se apagó. El sistema eléctrico colapsó, las ciudades quedaron paralizadas, ciudadanos atrapados en ascensores, estaciones ferroviarias convertidas en campamentos... y el Gobierno, como de costumbre, brilló por su ausencia. Una semana después seguimos sin una explicación oficial.

Eso sí, no han faltado los tuits de Mónica García, ministra de Sanidad, para contarnos —con el habitual tono épico— cómo sobrevivimos gracias, por supuesto, a su incansable liderazgo.

Oscuridad total… y silencio institucional

A las 12:33h del mediodía, la red eléctrica nacional colapsó. España entera entró en una Edad Media digital: sin luz, sin trenes, sin cobertura… sin Gobierno.

Personas atrapadas en ascensores, trenes detenidos en mitad del trayecto, estaciones repletas de pasajeros pasando la noche en el suelo… y ninguna explicación clara por parte del Ejecutivo.

Ni una rueda de prensa, ni una comparecencia hasta pasadas horas del apagón. Solo mensajes vagos en redes sociales mientras los ciudadanos buscaban pilas y transistores como si estuviéramos en 1975.

Mónica tuitea, el pueblo resuelve

Mientras el caos se instalaba, Mónica García emergía como cronista del desastre. Sin competencias ni implicación real, decidió ocupar el vacío informativo a base de épica tuitera: "Vecinas ofreciendo sus coches y su radio, farmacéuticos dispensando medicamentos a oscuras, profesionales salvando vidas con generadores".

¡Qué maravilla! España entera hecha un musical de Les Misérables, donde el heroísmo popular se convierte en relato gubernamental por arte de tuit.

En otro mensaje, afirmó con orgullo: "Un Gobierno trabajando desde el minuto 1".

¿De qué minuto 1 habla? ¿Del minuto uno de desconexión institucional? ¿O del minuto uno de su gabinete redactando un tuit glorioso mientras los ciudadanos buscaban pilas como si fuesen pepitas de oro?

La resistencia sanitaria… pese a Mónica

Mónica García agradeció después "a los consejeros y a todos los profesionales sanitarios y de emergencias" por mantener la sanidad operativa. Como si de su despacho hubiesen salido los generadores, los protocolos o la profesionalidad médica. Cuando la sanidad resistió a pesar de usted, no gracias a su dirección.

Si los hospitales funcionaron fue gracias a los generadores previstos por las Comunidades Autónomas y al esfuerzo de médicos, enfermeros, celadores y de todo el personal sanitario. Porque la gestión sanitaria, si algo nos dejó claro la pandemia, no depende precisamente de su despacho.

Es más, si algo hemos aprendido desde que llegó al cargo —y sobre todo desde que este Gobierno gestiona crisis— es que el Sistema Nacional de Salud sobrevive gracias a los sanitarios, no a la política sanitaria del Ejecutivo.

Porque si hay algo que define a este Gobierno en materia sanitaria es la incapacidad de gestionar lo inesperado, como ocurrió durante la pandemia COVID: más de 120.000 muertos según cifras oficiales, sanitarios sin protección, decisiones tardías, datos maquillados y un Gobierno que prometía "solo unas semanas" de confinamiento mientras improvisaba con vidas humanas.

Y ahora pretenden hacernos creer que el colapso eléctrico es otro ejemplo de "gestión solvente".

El apagón eléctrico… y el apagón institucional

Según los expertos, la causa del apagón fue técnica pero previsible: una red eléctrica saturada de renovables sin respaldo ni inercia suficiente. Más del 70 % de la generación en ese momento era solar y eólica. Las renovables son limpias, pero no ofrecen inercia eléctrica, ese "colchón" que estabiliza la red. Resultado: una perturbación y el sistema colapsó.

Pedro Sánchez, como siempre, prefirió el voluntarismo a la física: "No hubo un exceso de renovables", "las nucleares han sido un problema".

Y mientras lo decía, Francia —que obtiene el 68 % de su electricidad de centrales nucleares— nos enviaba energía para levantar el sistema, duplicando la aportación de nuestros ciclos combinados. La paradoja fue tan brillante como la oscuridad de nuestras ciudades.

Durante las horas críticas, la vicepresidenta Aagesen, titular del MITECO, desaparecida. Ni una comparecencia.

De apagón eléctrico a ejercicio de propaganda

Este apagón no fue solo un fallo técnico. Fue un colapso informativo, institucional y político. Un episodio más de una transición energética mal planificada, guiada más por ideología que por ingeniería, y con un Gobierno más ocupado en construir relatos que en asumir responsabilidades.

En medio de todo, García volvió a lo suyo, tuitear épica de saldo: "Nuestro máximo compromiso es anticiparnos ante cualquier crisis sanitaria". Como lo hicieron en 2020 con la COVID y en 2024 con la DANA, ¿no?

Mónica García: la ministra del relato

El broche llegó el 2 de mayo. Mónica García apareció en un acto de Más Madrid con apenas 50 asistentes, donde proclamó: "España respondió con civismo", "las instituciones funcionaron", "el sistema sanitario resistió".

Un mensaje que confirma su estilo: apropiarse de lo colectivo, figurar sin gestionar, capitalizar la decencia ajena como mérito propio.

España funciona… pese al Gobierno de Sánchez

Lo cierto es que España resistió. Pero no gracias al Gobierno. Y desde luego, no gracias a Mónica García. Lo hizo como siempre: por la responsabilidad de su gente, de los sanitarios, de las Comunidades Autónomas y de la ciudadanía, no por los tuits ministeriales.

Porque, durante el apagón, mientras el país buscaba luz, García encendía su altavoz tuitero. Y nos sirvió —una vez más— una ración de propaganda, desinformación y autocomplacencia institucional, no hacer nada y contarlo como si lo hubieras hecho todo.

Ana Hernández es Doctora en Química Orgánica, especializada en Química Médica y Biología, con más de veinte años de experiencia como investigadora tanto en España como en el extranjero. Es autora de múltiples publicaciones científicas y patentes.

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