
El día que falleció el papa Francisco la izquierda expresó consternación por su fallecimiento. Un sentimiento que sorprendió desde el punto de vista doctrinal ya que el papa Francisco no cambió ningún asunto que en la agenda de partidos como Podemos y Sumar son considerados de mayor importancia como el matrimonio igualitario o el papel de la mujer dentro de la Iglesia.
Tras la elección del papa León XIV, no han tardado en apropiarse de su figura, asumiendo de manera apresurada que continuará el legado de su predecesor. "El hecho de que tengamos un papa que va a continuar con los trabajos iniciados por el papa Francisco es una gran noticia", afirmaba la vicepresidenta segunda y líder de Sumar, Yolanda Díaz, quien auguraba una etapa en la que "la Iglesia se volcará en el ser humano, la humanidad, la serenidad, la calma y la defensa del trabajo decente".
Díaz, que presume de haber mantenido una relación cercana con el difunto papa Francisco, ya ha anticipado su intención de continuar viajando con regularidad a Roma, aunque por el momento no ha precisado si solicitará una audiencia privada con el nuevo pontífice.
Desde Podemos, Ione Belarra se ha mostrado algo más prudente, aunque también ha respaldado el primer discurso del nuevo pontífice estadounidense. "Soy muy escéptica con la posibilidad de que la Iglesia vaya a poder cambiar por un nombramiento. Saludo esas declaraciones que ha hecho el nuevo papa en denuncia de las políticas migratoria por ejemplo de Donald Trump", recogía la líder morada. Pablo Echenique que aseguró sentirse agradecido al papa Francisco, pese a no ser creyente, también se ha adueñado de su figura, afirmando que el nuevo papa comparte con Podemos su apuesta por el desarme, obviando que la paz ha sido históricamente uno de los pilares del mensaje de la Iglesia.
En el PSOE no tardaron mucho en unirse a las alabanzas y a desear que León XIV siga el camino de Francisco. "La senda del humanismo" como decía el grupo Federal de Cristianos Socialistas al que pertenece, por ejemplo, la vicepresidenta primera, María Jesús Montero. En el Gobierno no ocultan que han estado muy pendientes del cónclave. "Durante estos días, los previos y ayer por la noche he tenido contacto con los cardenales españoles", afirmaba este viernes el ministro de Presidencia y Justicia, Félix Bolaños, que adelantaba que alguno de los purpurados estaban "muy contentos" con León XIV.
Pese a que cardenal Robert Prevost no estaba en las quinielas del Gobierno, donde apostaban por Pietro Parolin, el secretario de Estado de Francisco y con el que firmaron el acuerdo para resignificar el Valle de los Caídos, en el Ejecutivo no tardaron en establecer paralelismos con Francisco y obviar que el Sumo Pontífice no es sucesor de Bergoglio sino uno más de San Pedro. "Como todo en la vida, la biografía también es ideología", afirmaba Bolaños que elogiaba "el carácter solidario y cercano a los que no tienen nada". "Que tengamos un papa que nació en EEUU pero que se fue a trabajar de misionero a una de las zonas más pobres de Latinoamérica, nos dice algo".
Más escueto era el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, quien en un mensaje en la red social X felicitaba al nuevo pontífice y le deseaba que "contribuya a fortalecer el diálogo y la defensa de los derechos humanos en un mundo que necesita esperanza y unidad".
En el Gobierno, tanto en el PSOE como en Sumar, no ocultan que sentían una gran simpatía por Bergoglio. De ahí que hayan valorado como muy positivas las primeras palabras de León XIV al ser "muy cercanas al Papa Francisco", obviando al resto de santos padres. "Su primera alocución ha versado sobre todo sobre el diálogo, los acuerdos, sobre tender puentes y sobre construir una Iglesia para todos", terciaba un comunicado gubernamental que cree que estas palabras van en línea "con el legado de Francisco" aunque en realidad no dejan de ser un sermón habitual de la Iglesia católica.