
"No es plato de buen gusto", admitía en privado uno de los colaboradores de Pedro Sánchez. Desde este pasado domingo, el presidente del Gobierno se levanta cada día y ve en la portada de El Mundo los whatsapps que intercambió durante varios años con el que fue uno de sus más leales colaboradores: José Luis Ábalos.
Ahí se puede ver un compendio de la forma sanchista de entender la política. Desde críticas a barones críticos (petardos), a la ministra de Defensa (pájara) o mociones de censura con tránsfugas. Aunque hay otros mensajes que pueden complicar su futuro judicial, como en el que ordena "meditar" y pregunta "cómo enfocar" el rescate de Air Europa.
Poco a poco, en el Gobierno van asumiendo que Ábalos es el filtrador de los Whatsapp aunque evitan señalarlo y prefieren extender la sombra de la sospecha sobre la UCO por romper "la cadena de custodia", ante el temor de nuevos y demoledores informes de la Guardia Civil contra el entorno de Sánchez.
Expertos jurídicos consultados por Libertad Digital señalan que el hecho de intentar señalar a la Benemérita como el origen de la filtración y amenazarla con posibles acciones legales puede considerarse "difamación", especialmente cuando las conversaciones publicadas son posteriores al material incautado por los agentes que investigan el rescate de Air Europa.
El enfado de Ábalos
Algunos de los altos cargos del Ejecutivo admiten en privado que "Ábalos está enfadado con nosotros" y que la comunicación lleva meses cortada. "Cree que todo lo publicado ha sido una vendetta", aseveran mientras prometen que ellos no sabían de su azarosa vida sentimental, con amantes colocadas en empresas públicas y fiestas salvajes cuyos desperfectos no se sabe quién los abonó.
Aunque algunos ven a Ábalos "juguetón", en un intento por "defender su inocencia", nadie sabe explicar qué es lo que quiere tras esta catarata de filtraciones, aunque en el Gobierno ponen todo su esfuerzo en negar que les esté chantajeando. "Me da pena", aseguran altos cargos al ver la caída del otrora poderoso secretario de organización y ministro de Transportes.
En las filas del Congreso empieza a cundir la sensación de fin de ciclo. Este miércoles, durante la sesión de control, hasta el diputado de ERC, Gabriel Rufián, aprovechaba su pregunta mensual al presidente para dirigirse al PP y hacer oposición al principal partido de la oposición mientras abandonaba la impostura de socio crítico con Sánchez. Lo cierto es que el calendario se le complica al presidente.
En el Ejecutivo prefieren esquivar cualquier pregunta sobre Presupuestos porque empiezan a asumir que Junts seguirá bloqueando todo tras el verano. A esto se une las mayores exigencias que la OTAN podría aprobar este verano a los países miembros y con un calendario judicial más que complicado: su mujer, su hermano y su fiscal general imputados. Incluso aquellas cuestiones a la que restaban importancia, como el rescate de Air Europa, por tener "todos los informes favorables", se les empiezan a complicar con nuevas "revelaciones", según el juez Juan Carlos Peinado.
Un claro conflicto de intereses
Los whatsapps no sólo revelan que Pedro Sánchez medió en el rescate de Air Europa, sino que le señalan como la persona que dio la orden de activarlo, después de que así se lo solicitara alguien de su entorno cuya identidad se desconoce. Lo hizo sólo cinco después de una reunión entre su esposa, Begoña Gómez, con el CEO de Globalia, Javier Hidalgo, que a su vez era uno de los patrocinadores de su máster ."Un claro conflicto de intereses", señalan fuentes parlamentarias que recuerdan que, dada la relación de su mujer con la compañía, Sánchez "debió inhibirse en la votación que tuvo lugar en el Consejo de Ministros".
Votaciones de este tipo se han producido con anterioridad, recuerdan los diputados con más experiencia, "pero siempre el miembro del Gobierno afectado se salía de la deliberación del Consejo de Ministros para evitar especulaciones". "No sólo se trata de guardar las formas, también de cuidarse ante un posible delito de tráfico de influencias", señalan. La estrategia inicial del Gobierno de minimizar los mensajes, ironizar después con ellos y, en último caso, pasar al ataque contra la UCO, hace aguas ante el testimonio del propio José Luis Ábalos.
Fuentes del PP ponen en duda que la denuncia anunciada por el PSOE para investigar quién pasó los mensajes a la prensa pueda tener recorrido alguno. "¿Contra quién se va a querellar?", preguntan de forma retórica. "No las hagas, no las pagas", resumen a modo crítico ante la actitud del Gobierno de querer buscar un chivo expiatorio para desviar la atención del contenido de los mensajes.
"El problema no es quién lo cuenta sino lo que se ha hecho", recuerdan los populares, enumerando que los ataques a jueces o medios son permanentes. Ponen además el acento en la falta de explicaciones del presidente que ni siquiera ha sido capaz de negar la veracidad de los mensajes o su participación en el rescate de una compañía aérea relacionada con su esposa.