
Todos los años, tras Eurovisión queda un poso de "eurodrama" al ver la posición española en el festival de la canción. La novedad es que este año Pedro Sánchez lo está aprovechando para colar su agenda política y, de paso, esquivar las acusaciones de corrupción o la polémica de sus Whatsapp filtrados con Ábalos, ahora que hasta El País asegura que al presidente del Gobierno se le chantajeó con publicar información "que haría caer al Gobierno".
El segundo puesto de Israel, gracias al televoto, y los 12 públicos cosechados en España han indignado a Pedro Sánchez que ha pedido la expulsión de Israel de Eurovisión, de la misma manera que se impidió a Rusia participar tras la invasión de Ucrania. En un acto cultural en el Museo del Traje, el presidente del Gobierno ha asegurado que "nadie se llevó las manos a la cabeza" las la expulsión de la radiotelevisión rusa y de "competiciones internacional" .
"Tampoco debería hacerlo Israel porque no podemos permitir dobles estándares", ha sentenciado mientras ha mandado "un abrazo solidario al pueblo de Ucrania y de Palestina que están viviendo la sinrazón de la guerra y el bombardeo". Una forma de equiparar ambas invasiones aunque la de Gaza viene precedida de los ataques de Hamas, el 7-0 de 2023, que dejaron 766 civiles asesinados y 373 soldados israelíes muertos, así como un número todavía indeterminado de secuestrados que no se sabe si siguen vivos.
La polémica de la participación de Israel la avivó RTVE durante los últimos días. El día de la semifinal, los comentaristas españoles aseguraron durante el vídeo de presentación de la cantante israelí que las incursiones del ejército hebreo en Gaza han dejado más de 50.000 muertos. Unos comentarios que no gustaron a la UER que amenazó con sanciones a RTVE por comentarios políticos. La respuesta de Torrespaña fue incrustar un cartel negro antes del comienzo de la final en la que se leía: "Frente a los derechos humanos, el silencio no es una opción. Paz y Justicia para Palestina".
Un mensaje que, al final, chocó con el televoto español que apoyó de forma masiva a Israel, cuya cantante, Yuval Rapahel, era superviviente de los atentados del 7-0 y tuvo que hacerse la muerta para que no la asesinaran. El respaldo español en forma de SMS a la balada israelí ha despertado la suspicacias en RTVE que ha anunciado una auditoría para saber si son legales y ha pedido a la UER una "reflexión" sobre si los países inmersos en una guerra deben participar, lo que afectaría también a Ucrania.