
El final de la declaración de José Luis Ábalos ante el Tribunal Supremo sorprendió a Pedro Sánchez escuchando una canción flamenca. La interpretaba María Peláe, y su estribillo —repetido con voz rota y tono desafiante— decía: "Que venga a por mí". Así comenzaba el acto institucional conmemorativo de los 20 años del matrimonio igualitario, cuyo momento central fue la intervención del artífice de aquella ley: el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero.
Quien fuera jefe del Ejecutivo entre 2004 y 2011 no eludió la oportunidad de hacer política. Recordó que la aprobación de la norma contó con una fuerte oposición de la Iglesia. "Nunca vi a tantos obispos", ironizó Zapatero, que también aprovechó para criticar la reciente petición de elecciones por parte de la Conferencia Episcopal. "No las pidieron durante cuarenta años de dictadura" porque "llevaban a Franco bajo palio", remató, arrancando aplausos del auditorio. No fue su único ataque: más adelante elogió la "determinación" de su partido para sacar adelante reformas sociales "aunque salgan 500 obispos".
Sin embargo, quien recibió sus mayores elogios fue Pedro Sánchez, presente en primera fila. Zapatero alabó su "determinación y valentía" en relación con el supuesto acuerdo con la OTAN, anunciado el domingo por el propio Sánchez en una declaración institucional. Pese a ello, fuentes de la organización atlántica han desmentido que España esté exenta de aumentar el 5 % del gasto en defensa. "Vamos a poder seguir conquistando derechos sociales gracias a su determinación y valentía", insistió el expresidente.
Las palabras de Zapatero llegan como un respaldo político a Sánchez tras una semana convulsa. Desde que estalló el llamado caso Cerdán, en el que se investiga a dos exsecretarios de Organización del PSOE por presuntas comisiones ilegales, las voces que reclaman la dimisión del presidente y la convocatoria de elecciones anticipadas no han dejado de crecer.
Entre ellas, algunas desde el propio partido, como la del presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, así como de la CEOE o la propia Conferencia Episcopal. Tras la declaración de Ábalos, en la que no ha tirado de la manta, en Moncloa y en Ferraz respiran un poco más aliviados aunque guardan silencio. Sólo la dirección del partido se mostraba dispuesta a "seguir colaborando" si la Justicia "lo requiere".
Ante este panorama, Sánchez también quiso enviar un mensaje a la prensa internacional, que en los últimos días ha sugerido su dimisión: "Que lo escuchen bien, dentro y fuera: aquí no se va a retroceder", afirmó. Recuperando su habitual dicotomía, advirtió que dimitir sería entregar el Gobierno a Vox. Además, aprovechó su intervención para referirse a la escalada del conflicto en Oriente Medio, reclamando el regreso a "la diplomacia y el multilateralismo" y denunciando "los cantos de sirena" de las guerras.
El resto de su intervención fue sobre la efeméride de una norma pionera afirmando que "ese día no solo ganó el amor, sino que ganó la libertad". "En aquel momento nos habrían llamado woke, nos llamaron error histórico y de romper la familia", añadió en otro momento en una intervención leída. "No rompimos nada, fortalecimos la sociedad", sentenció a la par que elogió que otros países siguieron la estela del pasado. El acto finalizó con otra interpretación. "Y que digan lo que digan, y que hablen lo que hablen y que hiervan", cantaba María Peláe. El búnker parece que tiene BSO.