Educación
para la progresía
El
Artículo 27.3 de la Constitución prescribe que "los
poderes públicos garantizan el derecho que asiste a los padres
para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que
esté de acuerdo con sus propias convicciones". Una parte
muy importante de la sociedad española desea que a sus hijos
se les eduque en la religión católica. Pero la LOE degrada
la asignatura de religión, según varias asociaciones.
Es
más, la nueva ley, que reduce el número de asignaturas
y entre éstas hace menos hueco a las humanidades, y que pone
más difícil la educación de la religión
católica como la desean muchos padres, introduce, sin embargo,
tres nuevas asignaturas: Educación para la ciudadanía,
Educación ético-cívica y Filosofía y
ciudadanía. Son un nuevo vehículo para el adoctrinamiento,
esta vez desde el Estado, y con valores progresistas que no tienen
porqué ser los de los padres. Por ejemplo, según se
prevé por las últimas enmiendas, se incluirá
como uno de los fines de la educación "el reconocimiento
de la diversidad afectivo-sexual".
El
artículo 17 dice que uno de los objetivos de la educación
primaria es "conocer las características fundamentales
de su medio físico, social y cultural y las posibilidades
de acción en el mismo" y "conocer y valorar la
naturaleza y el entorno, y adoptar modos de comportamiento que favorezcan
su cuidado", lo que abre el campo al mensaje ecologista. El
artículo 33 habla de los objetivos del bachillerato, y menciona
"conocer y valorar críticamente las realidades del mundo
contemporáneo, sus antecedentes históricos y los principales
factores de su evolución. Participar de forma solidaria en
el desarrollo y mejora de su entorno social". El Consejo Escolar
del Estado se manifestó en contra de la inclusión
de estas tres asignaturas porque pueden ir en contra de las convicciones
de los padres de los alumnos, pero el Gobierno no le ha hecho caso.
Qué
valores y cómo enseñarlos
El
Ministerio de Educación produjo un documento, "Una educación
de calidad para todos y entre todos", que orientaría
la redacción del proyecto de ley. En él se incluye
un apartado llamado "Qué valores y cómo educar
en ellos", en la que se critica "la aparición de
un ciudadano más individualista, que tiende a basar sus valores
y comportamientos en elecciones personales y a depender menos de
la tradición y del control social ejercido por aquellas instituciones
que tradicionalmente eran las depositarias y las intérpretes
de los códigos de conducta: familia, iglesias, grupos sociales,
partidos políticos, etc"... " Un individualismo,
en fin, que incita al individuo a desarrollarse de espaldas a su
contexto cultural e histórico de manera atomizada".
Esta crítica recuerda las palabras de John Dewey, quizás
el pedagogo progresista más influyente de la historia: "la
gente independiente y que actúa por sí misma son un
anacronismo para la sociedad colectivista del futuro".
El
documento asienta que "la sociedad democrática no puede
eludir la tarea de socializar a los niños y jóvenes,
proporcionándoles a través del sistema educativo las
enseñanzas y la reflexión necesarias para que puedan
convertirse en personas libres y honestas y en ciudadanos activos".
Más adelante dice que hay que "proporcionar a los alumnos
un conocimiento suficiente acerca de los fundamentos y los modos
de organización del Estado democrático", lo que
"requiere ayudarles a desarrollar actitudes favorables a dichos
valores y a ser críticos con aquellas situaciones en que
se nota su ausencia". La cuestión es que será
el Ministerio quien elija cuáles son los "valores democráticos"
y hacia cuáles hay que predisponer a los alumnos en contra.
Inculcar
ideología desde la infancia
La
agrupación Hazte Oír ha elaborado un informe sobre
la asignatura Educación para la ciudadanía, que recoge
un documento del Ministerio que da instrucciones sobre la asignatura.
El documento, de cuatro páginas, se llama "La Educación
para la ciudadanía y los derechos humanos: El desarrollo
de la LOE". El texto habla de que el objetivo de la asignatura
es "un desarrollo de personas con autoestima, dignidad, libertad
y responsabilidad", siempre "desde la perspectiva de que
relacionarse con los demás implica la aceptación de
las diferencias, tolerancia, respeto, y aprecio a los valores, las
creencias, las culturas y la historia de los otros".
El
documento afirma que "ya desde la educación infantil
debe desarrollar en los niños y niñas sus capacidades
afectivas y de relación con los demás". El documento
expresa el deseo del Ministerio de que los alumnos que hayan terminado
primaria terminen con "una actitud contraria a los prejuicios
de cualquier tipo y a los estereotipos sexistas". En la secundaria
les "preparan" para "el ejercicio de la ciudadanía
democrática" y en el bachillerato se les inculca "una
conciencia cívica responsable" que fomente "la
corresponsabilidad en la construcción de una sociedad justa
y equitativa".
El
propio documento hace un repaso de la programación ideológica
de los alumnos, que va desde la niñez, cuando se atiende
a "las relaciones interpersonales" hasta el bachillerato.
En todo el período se les irá "introduciendo
progresivamente el análisis y la reflexión teórica
sobre los fundamentos y la organización del Estado democrático".
La pregunta es ¿qué análisis? ¿Qué
reflexión teórica? ¿Qué ocurre cuando
el análisis impuesto desde el Ministerio choca con los valores
íntimos de los padres?
Los
colegios ya no serán centros donde los alumnos adquieran
conocimientos, sino que "deberán aspirar a convertirse
en espacios de participación y debate, en los que actúen
alumnos, profesores y padres". Esos debates estarán
conducidos por los profesores, que, aclara el documento, deberán
"fomentar entre los alumnos los valores de la ciudadanía
democrática". Para que no se escape ningún profesor
díscolo, el documento del Ministerio entiende que "sería
imprescindible que la formación del profesorado recogiera
este planteamiento sobre la ciudadanía, y cómo enseñarla".
Por último, llama a la participación de "agentes
sociales, ONGs y otras asociaciones interesadas en promover la educación
para la ciudadanía".
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