Armas lujosas

Tres fusiles automáticos y una pistola bañados con una pintura a imitación del oro, requisados en México al narcotráfico, reflejan el afán de las mafias organizadas por alardear de su poder y la ostentación que rodea sus vidas. El llamativo arsenal fue exhibido a finales de abril de 2007 por funcionarios de la Procuraduría General de la República (PGR, fiscalía) en la capital mexicana. Junto a las armas había gruesos fajos de dólares, máquinas para contar billetes, cocaína, marihuana, joyas y otros objetos.

Entre el conjunto de armas encontradas llamaban poderosamente la atención una R-15, una AK-47, una pistola de calibre cincuenta y otra arma larga fabricada por los propios criminales con culata retráctil. Los agentes dijeron a los periodistas que desconocían la razón precisa por la que los narcotraficantes dueños de estas armas decidieron darles tan vistosa apariencia y aclararon que su pintura no era realmente de oro. Recordaron que la práctica de tener armas que imitan ese metal precioso no es inédita y que no es la primera vez que son halladas en el norte de México. Las autoridades mexicanas deducen que estos peculiares pertrechos suelen ser regalos entre narcotraficantes.

Para José Reveles, analista mexicano especialista en cuestiones de seguridad y narcotrafico, los fusiles "latoneados" tienen probablemente que ver con el fetichismo de los traficantes de drogas. Dijo que "no sé qué simbolismo atribuirle, pero a ellos les gusta mucho llamar la atención, lo cual es una paradoja: deben esconderse pero tienen que lucirse para impresionar" a sus contrincantes y a la Policía. Ese fenómeno, en opinión de Reveles, se manifiesta también en los "narcocorridos", canciones populares del norte mexicano con letras que narran sus andanzas, y en las "ejecuciones" o asesinatos por encargo.
 
Además, en los últimos meses se ha puesto de moda entre los carteles de la droga el uso de la página de Internet "Youtube" para enviar vídeos de "ejecuciones", algunas con decapitaciones como las que se han hecho famosas en las guerras de Afganistán e Irak, o de amenazas de muerte. Las advertencias son frecuentes también con cartas u objetos que dejan al lado de los cadáveres de sus víctimas o en la propia forma de abandonar los cuerpos, algunos decapitados, otros envueltos en sábanas o con toallas en la cabeza. Algunos han aparecido incluso junto a sus mascotas, también muertas.

La espectacularidad en el proceder de las bandas mafiosas no es nueva ni exclusiva de México. En 1992, recordó Reveles, los capos Joaquín "El Chapo" Guzmán y Héctor Luis "El Güero" Palma, del cartel de Sinaloa, intentaron matar a sus rivales del cartel de Tijuana, los hermanos Arellano Félix, en un atentado en el que atacaron con un camión blindado una discoteca de Puerto Vallarta, en la costa oeste de México. 

Pero la mejor muestra de la ostentación de los narcos se encuentra en un museo de la Secretaría (ministerio) de Defensa Nacional. En la exposición, cuyo acceso es restringido, es posible observar las pistolas personales de Amado Carrillo, "El señor de los cielos", jefe del cartel de Juárez fallecido en 1997, de Guzmán y de Palma.  Esas armas tienen culatas de oro e incrustaciones de diamantes y de esmeraldas, como las cruces y otras joyas que suelen llevar los capos mafiosos.