Tiro de gracia

La ola de violencia del narcotráfico en México –que en 2007 se ha cobrado la vida de al menos 2.500 personas– arrastra ahora también a músicos locales conocidos como "gruperos" e interpretes de los "narcocorridos". Esa cercanía provoca que la creencia popular, y en algunas veces la realidad, relacione directamente a los artistas con los capos de los cárteles.
 
En los últimos dos años esas relaciones peligrosas han convertido a los músicos en blanco de la lucha entre narcotraficantes. En noviembre de 2006 el cantante norteño Valentín Elizalde, uno de los principales compositores de "narcocorridos", fue asesinado después de cantar cerca de la frontera con McAllen, Texas, un hecho que conmocionó al mundo musical. Los hermanos del artista declararon entonces que ya no cantarían más corridos violentos para proteger su integridad física y no correr la misma suerte que su hermano.

El sábado 1 de diciembre de 2007, la vocalista de veintiocho años Zayda Peña, del grupo "Zayda y Los Culpables", murió tras ser atacada por un sicario en un hospital de la ciudad de Matamoros, estado de Tamaulipas, en el nordeste de México, zona controlada por el cártel del Golfo. La cantante había sido llevada al hospital herida de bala pero allí, en el quirófano, otra persona le disparó en la cara en dos ocasiones. La agrupación musical de Peña grabó un tema que se titula "Tiro de Gracia", frase que refiere al disparo en la sien con que los sicarios suelen rematar a sus víctimas.

El 3 de diciembre de 2007, personal de la Procuraduría estatal de Michoacán (fiscalía), encontró un cadáver con huellas de tortura en una carretera. Se trataba de Sergio Gómez, cantante del grupo "K-Paz de la Sierra", conocido en el mundo de la música por el "pasito duranguense", una forma de baile entre lo norteño y lo "grupero". Jorge Medina, vocalista de la "Arrolladora banda Limón", dijo en una entrevista televisiva que "no se trata sólo de ataques a nosotros los 'gruperos', sino a todas las personas. Los motivos no importan, es lo de menos. Estos asesinatos han sido con mucha crueldad y esto nos pone tensos porque la gente ya no quieren ir a los bailes".
 
El problema es que los "gruperos" acuden con frecuencia a cantar en fiestas de los propios narcotraficantes, pero muchas veces no saben quién los ha contratado. Así lo confirmó de alguna forma el hijo del narcotraficante colombiano Gilberto Rodríguez Orejuela, cuando en un libro de reciente publicación aseguró que el cantante mexicano Juan Gabriel y el comediante Roberto Gómez Bolaños "Chespirito" amenizaron fiestas de varios capos del cártel de Cali.