Preparacionistas: miles de españoles están listos "para todo lo que pueda variar nuestra forma vida"

Las noticias sobre el gran apagón, Filomena o el coronavirus destapan una comunidad de preparacionistas españoles que hasta ahora era desconocida.
Texto y fotografías de Carmelo Jordá

La aparición de numerosos artículos sobre la posibilidad de un gran apagón hizo que los periódicos se llenaran de consejos sobre cómo estar preparados para una contingencia de ese calibre, que hábitos conviene adoptar o qué cosas es importante acumular para poder atravesar una situación así.

Ideas y planteamientos nuevos para la mayoría pero no para un no tan reducido grupo de personas cuyas vidas giran, en buena medida, alrededor de cómo estar preparados para cualquier contingencia. La versión española de esos personajes que hemos visto en películas y series americanas, con búnkeres repletos de comida y propiedades defendidas por vallas y, sobre todo, armas.

Es un tópico del que los preparacionistas españoles prefieren alejarse, aunque alguno de ellos use para autodefinirse el término 'preppers', directamente tomado del inglés: "Somos personas normales con vidas normales", me dice Samuel, afincado en la provincia de Cádiz y responsable de una de las páginas web sobre la cuestión más destacadas de nuestro país: Preppers España. Israel, que es la cara visible de SHTF Brotherhood, un grupo de una ciudad cercana a Madrid, prefiere en cambio hablar de "preparacionistas", en parte para desligarse un poco más, precisamente, del preparacionismo americano.

¿Qué es ser preparacionista?

Pero, ¿qué es en realidad ser prepper o preparacionista?, Israel nos cuenta su visión del preparacionismo: "Es ir siempre un paso por delante, analizar y observar para solucionar cualquier problema que pueda surgir".

Nos lo explica con un par de ejemplos: "El año pasado tuvimos una Filomena con medio país atrapado, ante esas cosas nosotros lo hemos previsto antes y, por tanto, tenemos suministros y estamos preparados". Otro ejemplo: "Lo del covid, veíamos que podía venir y ya teníamos cosas como mascarillas, no esperamos a que alguien diga 'ahora' y cuando nadie tenía mascarillas nosotros sí tuvimos".

Samuel, de Preppers España, nos deja muy claro que no se trata de esperar "el fin del mundo o que se cumplan profecías mayas, sino de cualquier cosa que pueda obligarnos a cambiar nuestros hábitos de vida, por ejemplo un incendio en tu casa". Y esta visión sobre todo se lleva al día a día: "Si yo trabajo mucho en el coche, pues siempre estoy preparado por si me quedo tirado. No soy catastrofista ni veo que el mundo se vaya a acabar", concluye.

Aunque la preparación puede ir más allá: Israel nos cuenta que en sus "planes de emergencia" él y su grupo valoran "muchos escenarios". Al menos desde el punto de vista teórico es tenida en cuenta "casi cualquier cosa que pueda variar nuestra forma de vida", incluyendo "guerras o conflictos sociales".

Por otro lado, al final muchos aspectos son comunes, sea lo que sea para lo que te prepares: "Todo va de la mano, tú te preparas para una inundación y esos suministros y muchas cosas te pueden valer también para un terremoto, una ola de calor, o un temporal de nieve en los que también tendrás que quedarte en tu casa, la estrategia para una cosa sirve para la otra", asegura.

¿Cuántos preparacionistas hay en España?

Obviamente, no hay un censo que los agrupe, pero preguntamos a nuestros interlocutores cuántas personas creen que hay en nuestro país que actúen como preparacionistas. Israel empieza por explicar que, según su percepción a través de los diferentes canales en los que se dan cita, el número de personas interesadas por el preparacionismo está creciendo mucho en los últimos tiempos. Además destaca que "mucha gente que es preparacionista y no lo sabe" y como ejemplo de ello pone a las generaciones pasadas: "Nuestros abuelos vivían en un pueblo, sembraban, guardaban comida y muchas veces estaban sin luz porque la red era muy inestable". Así que aunque pueda parecer algo muy moderno e importado resulta que los preparacionistas "no hacemos otra cosa que lo que hacían nuestros abuelos", nos dice con una sonrisa.

Cuando hablamos con Samuel casi nos repite las mismas palabras que su colega: "Hay muchos preppers que no saben que son preppers", dice, poniendo como ejemplo a amas de casa que han contactado con ellos y que "hasta que no lo han visto por la tele no sabían que se llamaba así, pero era lo que ellas ya hacían". Además, se atreve a hacernos una estimación del posible tamaño de la comunidad preparacionista española: "Por el volumen que veo en redes sociales creo que puede haber entre 20.000 y 100.000 personas".

Una comunidad que poco a poco va contactando y que, sobre todo en las redes sociales e internet pero no sólo por ahí, hace talleres, comparte experiencias y conocimientos, habla sobre posibles riesgos a tener en cuenta, aprende a elaborar planes de emergencias… "Enseñamos a reaccionar ante la adversidad, a pensar, a salir del bache sin depender tanto de la tecnología", dice Israel.

Así actúan: sus escondites y sus trucos

Aunque con mucha discreción y ocultando a mi curiosidad la mayoría de los detalles, Israel me explica cómo funciona un grupo organizado como el suyo. Algunas cosas me llaman profundamente la atención, como que tienen elaborados planes de emergencia individuales y de grupo, con rutas de escape, puntos de encuentro…

"Creo que puede haber entre 20.000 y 100.000 preparacionistas en España"

Como cabe esperar por su nombre, que en español significa "hermandad", la SHTF Brotherhood tiene un fuerte componente comunitario y sus miembros comparten muchos recursos, además de conocimientos y análisis, claro.

Por ejemplo tienen escondites distribuidos por varias zonas en los que almacenan comida, equipo y suministros, preparados para los miembros del grupo. Incluso me confiesa que tienen a su disposición "un bunker en el que un grupo de personas podría pasar varios días completamente aislado del exterior". En una localización "discreta pero accesible" dentro de la Comunidad de Madrid, que lamentablemente no puedo ver por las estrictas –y comprensibles– normas de confidencialidad del grupo.

¿Qué guardan los preparacionistas?

Sin embargo, tras un compromiso estricto de no revelar su ubicación sí puedo visitar uno de sus almacenes: un sencillo trastero en el que, tras la puerta que habitualmente no guarda más que trastos viejos o ropa que ya no se usa, se encuentran cosas muy diferentes: un equipo de radio, una impresora 3D, garrafas de agua, sacos de dormir, plásticos a los que se pueden dar los usos más variados, un generoso botiquín, lámparas de aceite, jabón de diversos tipos… y obviamente cantidades notables de comida: "Una familia podría aguantar más o menos un mes con esto", nos asegura Israel.

Por supuesto, también está previsto cómo preparar esa comida: un pequeño pero muy práctico fogón y una caja llena de las botellas de gas que sirven para hacerlo funcionar y que, por supuesto, "podrían durar bastantes semanas". Pero quizá lo más llamativo de la comida es cómo está guardada: ordenada y almacenada en su mayor parte al vacío para que se conserve durante mucho más tiempo.

Del Tíbet a Madrid

Pero es que, además, hay parte de los alimentos que están elaborados o reelaborados por propio el grupo: carne, tomates o setas deshidratadas prestas para completar o protagonizar cualquier guiso y unas extrañas barritas como de cereales también envasadas al vacío. "Esto es tsampa", me explica Israel, un tipo de comida energética típica de Tíbet y que tradicionalmente ha sido usada por monjes budistas y por los famosos sherpas, que ahora se ha convertido en parte del equipo habitual de los aficionados a los ejercicios de supervivencia.

"Nosotros hacemos nuestra propia receta mejorada", me dice Israel, que me asegura que una de esas pequeñas bolsas al vacío contiene alimento suficiente para uno o dos días.

Un poco (o un mucho) de survivalismo

El tsampa ilustra muy bien los puntos en común entre el survivalismo y el preparacionismo, términos que a veces son usados como sinónimos pero que no siempre lo son: "El preparacionismo es más amplio, lo incluye todo", nos dice Samuel.

Quiero acercarme también a esa parte más survivalista de los preparacionistas españoles y para ello nos desplazamos a una localidad del sur de Madrid en la que, en una zona con abundantes restos de la Guerra Civil, Israel y sus colegas hacen en ocasiones prácticas sobre el terreno: "Les doy una ubicación en el mapa y tiene que presentarse aquí y aguantar con lo puesto", me dice.

¿Y qué es lo puesto? Bueno, generalmente bastante más de lo que cualquiera de nosotros suele llevar. Israel nos enseña primero que nada lo que en el argot preparacionista se denomina un EDC, del inglés Every Day Carry, un pequeño bolso de mano en el que se comprimen artículos que pueden necesitarse "cualquier día": una manta térmica, toallitas de limpieza, un par de multiherramientas pequeñas, dos mecheros, un silbato, una linterna a pilas y otra a manivela… todo en un espacio de no mayor que un paquete de arroz y en un peso bastante menor al kilo.

Pero si el despliegue del EDC resulta impresionante, cuando Israel empieza a sacar cosas de su mochila la escena es realmente impactante: accesorios, herramientas, cuchillos, prismáticos, sierras… elementos para confiar en la tecnología como walkie talkies y una pequeña placa solar para cargarlos y accesorios para cuando la tecnología más básica falla como pedernales con los que encender un fuego.

Por supuesto no faltan kit de primeros auxilios, un pequeño hornillo desmontable y su correspondiente carga de gas, un filtro para potabilizar agua e, imprescindible, varias raciones de tsampa por si no hay nada mejor con lo que usar esa cocina. También hay luces de diversos tipos: alimentadas por baterías para llevarlas en la cabeza, químicas –esos palos que se encienden al quebrarse–, y linternas y, como no, lo que todos echamos de menos durante Filomena: una pequeña pero útil pala desmontable. No parece haber eventualidad que Israel no haya previsto… por duplicado.

¿Ser preparacionista en un piso?

Viendo el despliegue de elementos que parecen necesarios para estar preparado nos surge una duda: ¿es posible ser preparacionista en el espacio reducido de un piso? Nuestros interlocutores coinciden en que sí y, de hecho, ninguno de los dos vive en una casa. "Es perfectamente posible prepararse en un piso, estar preparado no significa tener guardada comida o una gran despensa, son pequeñas acciones" nos dice Samuel, "por ejemplo, en un piso puede ser tener un extintor en la cocina".

"Mucha gente que es preparacionista y no lo sabe"

Israel, además, nos explica que la falta de espacio se puede solucionar: "Generalmente es tema de organización y buscar huecos, pero por otro lado no puedes jugártelo todo a una carta porque si guardas todo en tu casa y la pierdes lo pierdes todo, yo tengo varios sitios alquilados".

Por último, la pregunta que muchos de ustedes estarán haciéndose es si no resulta muy caro. Tampoco esa idea es cierta o, al menos, no es del todo cierta: "Si quieres prepararte de golpe en todos los aspectos va a ser carísimo", asegura Samuel, "pero si te vas preparando poco a poco como una hormiga no es un gran gasto".

Efectivamente, en el cuento la hormiga atravesaba sin problemas el invierno como los preparacionistas pueden atravesar hasta las circunstancias más imprevistas. Circunstancias que puede que sean demasiado improbables, pero quizá es mejor que no hablemos de lo improbable hasta que llegue la próxima Filomena… si es que llega.

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