El proyecto Gran Simio


Los socialistas parecen no tener demasiada consideración por la condición humana. Es, al menos, lo que han mostrado al sumarse al Proyecto Gran Simio y exigir "la inclusión inmediata de estos animales en la categoría de personas" y que a los monos se les otorgue "la protección moral y legal de la que, actualmente, sólo gozan los seres humanos". De hecho, la Declaración de los Grandes Simios comienza con estas palabras: "Exigimos que la comunidad de los iguales se haga extensiva a todos los grandes simios: los seres humanos, los chimpancés, los gorilas y los orangutanes".

El argumento de los socialistas es genético. Al parecer es la genética lo que otorga dignidad a la persona, y como el hombre comparte el 98,4 por ciento de los genes con los chimpancés, el 97,7 por ciento con los gorilas y el 96,4 por ciento con los orangutanes, los socialistas piden “derechos humanos” para los simios. La mezcla de la genética con los derechos está muy mal vista desde la derrota de Alemania en la II Guerra Mundial; pero es que resulta incompatible con otra de las iniciativas disolventes de los socialistas este año: se puede cambiar el sexo en el DNI por un mero acto de voluntad, independientemente de cómo haya conformado la genética el cuerpo de cada uno.

La propuesta socialista no iba a quedar sin respuesta. El arzobispo de Pamplona y obispo de Tudela, Fernando Sebastián, dijo que en ocasiones "por hacer el progre se puede hacer el ridículo". Y siguió diciendo que "para los monos habrá que pedir derechos simiescos", advirtió Sebastián, porque lo contrario sería como pedir "derechos taurinos para los hombres". Eso sí, no recogió la propuesta del americano O’Rourke, para quien “La naturaleza tendrá sus derechos tan pronto como tenga obligaciones. En el instante en que veamos pájaros, árboles, bichos y ardillas recogiendo basura, dando dinero por caridad y vigilando a nuestros niños en el parque, entonces les dejaremos votar”.

En cualquier caso, Cristina Narbona, ministra de Medio Ambiente, prefirió ignorar el proyecto socialista con el argumento, razonable, de que "no hay un reconocimiento de derechos humanos para los simios". Claro, que también se puede ver de otro modo. La Asociación Independiente de la Guardia Civil (ASIGC) se sumó a pedir a los socialistas los mismos derechos que ellos quieren para los monos, y presentaron con cierta sorna el “proyecto gran guardia”.

El ridículo causado por el proyecto no impidió al PSOE seguir con él adelante, y en agosto pidió que se tipificara el maltrato a estos animales como delito. Incluso quieren que se prohíba su exhibición en los circos. Quién sabe si acabarán pidiendo la paridad en sus listas electorales.

Además

El planeta de los Simios, por Víctor Gago.
Simiocracia y despotismo, por José Vilas Nogueira




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