Protestas ante la Embajada de España en Londres
Diego Sánchez de la Cruz
De entrada, el informe subraya que aquellos países donde las instituciones del Estado de Derecho funcionan mejor brindan mejores datos estadísticos y, por tanto, permiten abordar el debate sobre la pobreza con cifras más ajustadas a la realidad. En consecuencia, las estimaciones sobre países como Sudáfrica, Ruanda, Mozambique, Cabo Verde o Mauricio son mucho más fiables que las de Guinea Ecuatorial, Guinea Bissau, Congo, Eritrea, Gabón, Comoros o Somalia.
La caída de la pobreza observada en las dos últimas décadas está siendo más rápida de lo que se esperaba en primera instancia. Las proyecciones pecaron de conservadoras/pesimistas.
La desigualdad es mayor al Sur que al Norte de África. No obstante, los países más igualitarios no son necesariamente los de menos pobreza.
A menudo, allí donde ha bajado la desigualdad se ha observado en paralelo un descenso importante de la pobreza. No obstante, hay países como Etiopía, Uganda, Sudáfrica o Mauritania en los que la desigualdad se mantiene más o menos constante pero la pobreza baja a tasas anuales que superan el 5%.
África no era la región más pobre del mundo en 1990. El Sudeste Asiático y la región Asia-Pacífico estaban por delante; además, Asia del Sur se movía en niveles similares. África no empezó a experimentar una reducción clara de la pobreza hasta mediados de los 90, si bien la tendencia se aceleró a partir de 2002 y, sobre todo, de 2006.
Ahora que las cifras de PIB se han ajustado a la inflación, podemos comprobar que la mayoría de los países africanos son más ricos de lo que se anticipaba hasta hace poco.
Salvando el caso de Burkina Faso, Uganda y Ghana, se subestimó la reducción de la pobreza en el continente negro y los datos ajustados al poder adquisitivo reflejan que la situación es mejor de lo esperado.
En las urbes del Sur y del Oeste de África, la pobreza es hoy la mitad de lo que era en 1996.
Hay cuatro países en los que la pobreza se ha enquistado de manera preocupante: Congo, Madagascar, Malawi y Mozambique. No obstante, la evolución ha sido muy positiva en Mauritania, Nigeria, Ghana, Camerún, Costa de Marfil, Botsuana, Senegal...
Tomemos el umbral de pobreza que tomemos, la evolución de África arroja un rumbo claramente positivo, especialmente desde 2002.
La tasa de analfabetismo se sigue reduciendo y la alfabetización ya llega al 58% de la población, nueve puntos por debajo de Medio Oriente y el Norte de África. Hay, por tanto, una evolución a mejor, si bien cabría esperar un progreso más acelerado del que se ha registrado.
Sube la cobertura de las vacunas y se reduce notablemente la mortalidad infantil derivada de la malaria. Queda mucho por hacer, pero la evolución sí es positiva.
En Ghana o Zimbabue vemos que muchos africanos no quieren más igualdad. Este anhelo sí está más presente en Ruanda.
Si analizamos la desigualdad por países, vemos que baja en la mitad y que sube en el resto.
El Coeficiente Gini ha subido del 0,52 al 0,56. A nivel nacional, la puntuación media cae de 0,47 a 0,45. Ajustando a la población, no hay cambios: se mantiene en 0,44.
La siguiente gráfica muestra la influencia que tienen diversos factores en la desigualdad. En países con niveles altos, la importancia de la educación, el empleo y la ausencia de grandes desarrollos urbanos es la clave.