Lo que La Veneno significó para la España de los 90
Cristina Ortiz, La Veneno, jamás paso desapercibida. Su vida nunca fue fácil y siempre estuvo llena de altibajos, pero su desparpajo y vulgaridad conquistó a muchos.
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Pepe Navarro fue su gran descubridor, él le abrió las puertas de la pequeña pantalla y de la fama fichándola para Esta noche cruzamos el Mississippi. Su desparpajo la convirtió en todo un icono de la televisión, pero aunque ya no tenían contacto, el presentador le dedicó unas palabras tras su muerte: "Era un fenómeno único, ha habido muy pocos como ese. Emanaba mucha ternura, que contrastaba con esa apariencia atroz. Era salvaje, pura improvisación".
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Gracias a su éxito, consiguió grabar dos canciones de éxito en las noches de fiesta: Veneno pa' tu piel y El rap de La Veneno. Convertida en vedette, La Veneno salió de gira por pueblos de toda España para actuar en galas, discotecas y festivales.
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Sus relaciones sentimentales siempre fueron turbulentas. Su novio, el italiano Andrea Petruzzelli, al que llegó a presentar a sus padres en directo en televisión, la acusó de prender fuego al piso a propósito para cobrar el seguro.
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Por aquella denuncia fue juzgada y condenada a entrar en prisión como consecuencia de un caso de estafa. Era 2003 y la fama pudo con ella y el icono se convirtió en vieja gloria. Como ella misma relata en su autobiografía, fue la época más dura de su vida. Muy cambiada, reapareció en ¿Dónde estás, corazón? para rememorar sus años en como prostituta y aprovechó sus entrevistas para resurgir y denunciar las violaciones que había recibido en prisión por parte de funcionarios.
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La relación con su familia nunca fue idílica y aquello le marcó para siempre. A los 13 años, Cristina, a quien sus padres y hermanos se referían todavía como Joselito, fue expulsada de su hogar y se mudó a Marbella para ejercer la prostitución. Cuando le llegó el éxito en televisión, la familia se puso en contacto con ella para retomar la relación. En las horas bajas de la artista, ni siquiera fueron a visitarla a la cárcel y su padre llegó a reconocer en televisión que hacía "9 o 19 años que hablaban con ella". Ella siempre dijo que nunca tuvo el amor de sus padres, aunque una vez fallecida, se hayan mostrado muy dolidos. Los más cercanos a la vedette apuntan a que sólo lo hacen por el dinero.
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Aunque el deterioro físico era innegable, La Veneno recuperó su estilizada figura, pero tuvo que superar problemas de bulimia a los que más tarde añadiría una depresión y crisis de ansiedad. Volvió a la televisión, sobre todo a programas del corazón. En algunos de ellos presentó a uno de sus novios, un hombre de nacionalidad rumana con quien mantuvo tres años de relación pero que se fugó con todos sus ahorros, superando los 60 000 euros.
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Este año publicó sus memorias, ¡Digo! Ni puta, ni santa, las memorias de La Veneno, redactado por la periodista y escritora Valeria Vegas. La fascinación y curiosidad que siempre ha despertado su vida hicieron que el libro se agotara en pedidos antes de salir a la venta.
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