Estrellas de Hollywood que murieron en España
Ya fuera por accidente, por circunstancias laborales o por expreso deseo, numerosos intérpretes, directores y guionistas de la meca de los sueños exhalaron su último suspiro en nuestro país. Aquí van ocho historias no muy conocidas que nos acercan a Hollywood sin cruzar la frontera.
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Leslie Howard (1893 - 1943)
Objeto de deseo de la impetuosa Escarlata en Lo que el viento se llevó, se convirtió en ídolo de masas gracias a interpretaciones como las de Cautivo del deseo y Pygmalion y a sonados romances con, entre otras, la española Conchita Montenegro. Su actividad durante la II Guerra Mundial fue intensa: dirigió y apareció en films y documentales propagandísticos a favor de los aliados. Howard fue una de las 17 víctimas mortales del avión derribado en 1943 por la aviación nazi mientras sobrevolaba el golfo de Vizcaya con destino a Bristol (Reino Unido). Desde entonces han surgido varias teorías para explicar el suceso: unas afirman que los alemanes pensaban que Churchill era uno de los pasajeros; otras, que fue un acto deliberado para desmoralizar a los británicos.
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Tyrone Power (1914 - 1958)
El elegante y sobrio padre de la mediática Romina Power, condecorado en la II Guerra Mundial, destacó en Hollywood por películas de aventuras como El signo del Zorro y El cisne negro y dramas de prestigio como El filo de la navaja y Testigo de cargo. En 1958 se encontraba rodando Salomón y la reina de Saba en Madrid cuando, tras el rodaje de una escena de acción, sintió malestar y decidió tomarse un descanso en su camerino. Poco después sufrió un colapso y finalmente falleció de una angina de pecho mientras era trasladado al hospital. La capilla ardiente se instaló en la base aérea de Torrejón y posteriormente fue enterrado con honores militares en el Hollywood Forever Cemetery de California. En su testamento ordenaba donar sus ojos a la Carrie Estelle Doheny Foundation. En enero del año siguiente nació su hijo póstumo, el también actor Tyrone Power Jr.
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George Sanders (1906 - 1972)
El inolvidable crítico teatral de Eva al desnudo, por la que ganó el Oscar, fue uno de los grandes secundarios de los años 40 y 50. Rebeca, Ivanhoe o Te querré siempre son muestras de un talento especializado en papeles refinados y con un deje siniestro. Deprimido por una demencia incipiente, ingirió el contenido de cinco frascos de barbitúricos durante una estancia en Castelldefells (Barcelona) en 1972. Fue el director del Gran Hotel Rey Don Jaime, donde se hospedaba, quien halló el cadáver del actor. Fiel a su carácter hasta en su nota de suicidio ("Me marcho porque estoy aburrido. He vivido suficiente"), sus cenizas fueron arrojadas al Canal de la Mancha.
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Bing Crosby (1903 -1977)
Nombrado en 1948 el hombre vivo más admirado, fue una estrella absoluta del cine -ganó un Oscar por Siguiendo mi camino- y de la música -fue el intérprete de "White Christmas", el single más vendido de todos los tiempos-. Tras superar un tumor maligno y una caída de un escenario en 1977, ese mismo año se desplazó a La Moraleja, en Alcobendas (Madrid) para practicar una de sus pasiones: el golf. Acompañado de varios campeones de España, caminaba hacia el hoyo 17 cuando sufrió un infarto que acabó con su vida al instante. Fue enterrado en el Holy Cross Cemetery de Los Ángeles, California (EEUU). En los años siguientes los siete hijos de sus dos matrimonios se disputaron agriamente la herencia; dos de ellos, después de denunciar que tras la apariencia afable de su padre se escondía un ser violento y despótico, acabaron suicidándose.
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Madeleine Carroll (1906 - 1987)
Su prematura retirada del cine podría explicar el olvido en que ha caído Madeleine Carroll, la actriz mejor pagada de su época y creadora del estereotipo de rubia gélida hitchcockiana en Los 39 escalones y El agente secreto. Cuando su única hermana falleció durante el Blitz -los repetidos bombardeos con los que los nazis asolaron Reino Unido en la II Guerra Mundial- abandonó la actuación y se volcó en labores humanitarias: ejerció de de enfermera en Italia, donó su castillo francés para fundar un orfanato y trabajó como locutora y documentalista para fomentar la concordia entre naciones y la fabricación de prótesis para víctimas de guerra. Tras cuatro matrimonios fracasados y contadísimas reapariciones se retiró a Marbella, donde murió de un cáncer pancreático. Inicialmente enterrada en Fuengirola, fue trasladada en 1998 a Sant Antoni de Calonge, en Gerona.
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Jean Negulesco (1900 - 1993)
El nombre de este director de origen rumano puede no decir mucho al gran público pero fue responsable de populares y muy diferentes títulos en los años 40 y 50, algunos tan recordados como Belinda, por la que fue nominado al Oscar, Cómo casarse con un millonario, exitoso vehículo al servicio de Marilyn Monroe y El hundimiento del Titanic, de la que James Cameron replicó escenas en su (definitiva) versión. Los años 60 solo le trajeron fracasos, tras los que decidió retirarse a Marbella. Allí, en la urbanización Santa Margarita, pintó y coleccionó arte hasta que un ataque al corazón acabó con su larga vida. Fue enterrado en el cementerio Virgen del Carmen de la localidad, donde también descansa Peter Viertel, segundo marido de Deborah Kerr y guionista de clásicos como La reina de África.
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Denholm Elliott (1922 - 1992)
Conocido, sobre todo, por su papel del atolondrado Brody en la saga de Indiana Jones, este secundario de prestigio, prisionero de los alemanes durante la II Guerra Mundial y Comendador de la Orden del Imperio Británico tuvo destacados papeles en Alfie y Una habitación con vistas y también se dejó ver en Robin y Marian y Entre pillos anda el juego. Falleció en su domicilio de Santa Eularia des Riu, en Ibiza, a causa de una tuberculosis derivada del sida, enfermedad que le había sido diagnosticada en 1988. Sus cenizas fueron esparcidas en el jardín de su casa.
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Orson Welles (1915 - 1985)
El mayor genio, con permiso de Chaplin, que ha dado el cine no murió en nuestro país pero sí se encuentran aquí sus restos, en un entorno del todo singular. Welles falleció de un infarto en su casa de Hollywood y dos años después, en 1987, sus cenizas y las de su tercera esposa fueron transportadas hasta la finca El recreo de San Cayetano, propiedad de su gran amigo Antonio Ordóñez, situada a pocos minutos de Ronda, en Málaga. Allí, tras una ceremonia íntima, fueron introducidas en un pozo seco. Beatrice Welles, hija del matrimonio y encargada de satisfacer la última voluntad del director, contrajo matrimonio al día siguiente en la catedral de Sevilla. Los dos nietos de Ordóñez, Fran y Cayetano, han rehabilitado la finca como alojamiento rural.
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