Harry y Meghan, recibidos entre abucheos y vítores en la misa en honor a Isabel II

La misa que se celebra este viernes para marcar los 70 años en el trono de la reina Isabel II arrancó a las 10.30 GMT en la Catedral de San Pablo en Londres sin la presencia de la monarca, que sigue el acto por televisión al haber sufrido "ciertas molestias" y es sustituida por su hijo Carlos de Inglaterra.

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Los duques de Sussex, cuyo viaje al Reino Unido había creado expectativa tras su retirada de la Casa Real británica, quieren mantener un perfil lo "más bajo que sea posible" durante las celebraciones por los 70 años del reinado de Isabel II. Tras no posar en la foto oficial del balcón en el Palacio de Buckingham, participaron este viernes en el servicio de Acción de Gracias que se celebró en la catedral de San Pablo, en Londres.

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Harry y Meghan fueron los primeros en llegar a la catedral, recuperando el protagonismo perdido. Aunque en todo momento se mostraron muy sonrientes y amables, tras las campanas se escucharon incómodos abucheos que se confundieron entre los aplausos y vítores de sus defensores.

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Meghan apostó por un discreto color gris piedra vistiendo un abrigo-vestido de cuello camisero, manga larga, corte a la cintura y falda midi evasé, una silueta muy típica entre las mujeres de la realeza británica. A juego, una pamela de ala curvada a tono confeccionada en rafia y tacones clásicos con puntera afilada y tacón de aguja.

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A pesar de que no es aficionada a los recogidos, la exactriz siguió el protocolo recogiendo el cabello en un pulido moño que despejaba su rostro, un peinado ideal para combinar con el sombrero.

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El príncipe Carlos de Inglaterra llegó este viernes a la Catedral de San Pablo para sustituir a su madre, Isabel II, minutos antes del comienzo del servicio religioso. El heredero llegó al templo acompañado de su esposa, Camilla, Duquesa de Cornualles, mientras su madre sigue los acontecimientos por televisión desde su residencia en Windsor (Berkshire) al no poder estar presente por "ciertas molestias", según indicó un portavoz oficial.

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También llegaron a la Catedral otros miembros de la monarquía, como los duques de Cambridge, Guillermo y Catalina, vestida con un traje amarillo con el sombrero a juego, y sin sus hijos, los príncipes Jorge, Carlota y Luis.

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Siempre elegante y con un gusto exquisito, la duquesa de Cambridge vistió un favorecedor diseño de la neozelandesa Emilia Wickstead. El tocado lo firma Philip Treacy, el preferido de la monarquía británica.

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Zara Tindall, hija de la princesa Ana, no pasó desapercibida entre los asistentes, y lució un vaporoso vestido rosa fucsia. Llegó de la mano de su marido, Mike Tindall.

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Al acto acudió la princesa Ana y otros miembros de la familia -primos y nietos-, que llegaron en un autobús.

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Entre los 2.000 invitados, estuvieron en la misa el primer ministro británico, el conservador Boris Johnson, junto con su esposa, Carrie, y el líder del opositor Partido Laborista, Keir Starmer, así como otros representantes políticos para rendir tributo a los 70 años de servicio de la soberana. Fueron también invitadas 400 personas que han recibido reconocimientos de Isabel II por sus servicios al NHS -sistema público de salud- y otros funcionarios del país considerados esenciales por su trabajo durante la pandemia.

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Como indició un comunicado oficial ayer, la soberana presencia el servicio desde su residencia en Windsor (Berkshire) y se espera que descanse durante el resto de la jornada tras haber presenciado el jueves desde el balcón del palacio de Buckingham (Londres) el vuelo rasante de aviones militares, tras el desfile militar que marca su cumpleaños, y después de haber acudido anoche a la iluminación de unas balizas en el castillo de Windsor. Un portavoz oficial del palacio de Buckingham señaló que "la reina disfrutó mucho el desfile de cumpleaños y el vuelo (de ayer), pero experimentó algunas molestias".