Tres monasterios de las Merindades
Tres antiquísimos monasterios que son algunas de las maravillas que se pueden encontrar en las Merindades, el rincón excepcional del norte de Burgos.
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La fachada imponente del Monasterio de San Salvador, en Oña.
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Sancho García, frente a la segunda fachada del monasterio que él mismo fundó en Oña.
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La capilla en la que se encuentran los sepulcros de algunos condes y reyes de Castilla, en la iglesia del monasterio.
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El claustro del Monasterio de San Salvador es de un gótico bellísimo.
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La impresionante sepultura del obispo Pedro López de Mendoza se conserva en la iglesia del monasterio.
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Un coqueto cementerio aún en uso junto a la iglesia del monasterio de San Salvador.
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La vista de Oña desde la entrada al monasterio.
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La entrada al Monasterio de Santa Clara, sin duda uno de los grandes atractivos turísticos de Medina de Pomar.
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La capilla de la Concepción, hecha a imagen y semejanza de la capilla de los Contestables de la Catedral de Burgos, es la joya arquitectónica del Monasterio de Santa Clara.
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El barroquísimo altar mayor de la iglesia del monasterio.
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El impresionante artesonado mudéjar de la sala capitular del Monasterio de Santa Clara.
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Esta muñeca del siglo XVI pertenecía a María Fernández de Velasco, que murió en 1585 cuando, según un texto de la época, era una niña "llena de gracia y hermosura". El juguete, rescatado milagrosamente del tiempo, la acompañó en el pudridero del monasterio.
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El sencillo pero hermoso claustro del Monasterio de Santa Clara en Medina de Pomar.
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El impresionante Cristo yacente de Gregorio Fernández es quizá el mayor tesoro artístico del monasterio.
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El espectacular claustro de Santa María de Rioseco con la espadaña de la iglesia de fondo.
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La iglesia es de lo mejor conservado del conjunto monacal, eso sí después de la ingente tarea de restauración llevada a cabo por la Asociación de Amigos del Monasterio.
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Otra vista del claustro barroco de Santa María de Rioseco.
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El sol se pone tras la parte del monasterio que estaba dedicada a las estancias de los monjes y de visitantes ilustres.
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Las arcadas del claustro de Santa María de Rioseco.
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Otra vista de la singular belleza del claustro semiderruido de Santa María de Rioseco.
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