La vida de la duquesa de Alba
La duquesa de Alba fue una de las mujeres más importantes de España y de las más queridas. Siempre se ha caracterizado por su personalidad y su forma de disfrutar de la vida. Su pérdida ha entristecido a sus familiares, importantes personalidades y a la sociedad española.
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Cayetana fue hija única y con tan solo ocho años perdió a su madre. Su progenitora contrajo tuberculosis y a los 34 años falleció, el 11 de junio de 1934. En sus primeros años ya vivió circunstancias muy trágicas, porque a la pérdida de su madre se le sumó que en abril de 1931 se produjo el triunfo de la República, motivo por el que tuvieron que irse de España.
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Su relación con la realeza viene de largo, ya que el día de su bautizo, en el Palacio Real de Madrid el 17 de abril de 1926, sus padrinos fueron los reyes Alfonso XIII y Victoria Eugenia.
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María Rosario Cayetana Fitz-James Stuart y Silva, más conocida como la duquesa de Alba o Cayetana de Alba, nació el 28 de marzo de 1926 en el Palacio de Liria. Sus padres fueron Jacobo Fitz-James, duque de Alba y de Berwick, y María del Rosario Silva, duquesa de Aliaga, marquesa de San Vicente del Barco y perteneciente a la Casa ducal de Híjar.
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Desde muy joven la duquesa, que levantaba pasiones, soñaba con ese gran amor, el cual encontró con el ingeniero y aristócrata Luis Martínez de Irujo y Artacoz, hijo del duque de Sotomayor, su primer marido y con quien formó una familia. La pareja tuvo un noviazgo muy corto: se conocieron en 1946 en Madrid y un año después se casaron en Sevilla. Ella estaba espectacular con ese vestido de encaje del siglo XVIII, el cual costó ciento veinticinco mil pesetas de la época.
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Cayetana y Luis se casaron el 12 de octubre de 1947 a las doce de la mañana en Sevilla y fue un enlace de ensueño. Todos los sevillanos estuvieron en la boda, salieron a la calle para presenciar el momento. Su luna de miel consistió en recorrer medio mundo: Londres, Cuba, México y Estados Unidos.
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Desde que murió su madre, la duquesa no se separó de su padre y gracias a ello se relacionó desde pequeña con importantes personalidades: políticos, escritores... pero, tal y como ella misma reconoció años después, sintió que le faltó más contacto con otros niños de su edad.
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El 23 de septiembre de 1953 volvió a sufrir uno de los varapalos más dolorosos de su vida: la muerte de su padre, a quien estuvo muy unida. El duque no vio terminar las obras en el Palacio de Liria, uno de sus sueños, porque tardaron seis años en dejarlo perfecto.
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La duquesa fue educada como la perfecta señora de la casa. Su educación fue exquisita y era capaz de dominar el inglés, alemán, francés y el italiano. Siempre ha estado involucrada en las obras benéficas. Desde muy joven se encargaba de conseguir el dinero necesario para pagar los gastos que suponían un comedor de huérfanos llevado por monjes salesianos. Siempre ha sido presidenta de honor de cientos de asociaciones benéficas y siempre las ha protegido y cuidado.
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El matrimonio empezó su vida de casados en Madrid, en un piso próximo al Palacio de Liria, en el número 22 de la calle Princesa, porque el palacio había sido destruido durante la Guerra Civil. Otro de los momentos más dolorosos en la vida de Cayetana fue con la muerte de su primer marido. Falleció en Houston a causa de leucemia, el 6 de septiembre de 1972, con 53 años. Ella fue la encargada de repatriar el cadáver de su marido, acompañada de Alfonso, su segundo hijo, y su primo.
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También fue anfitriona de Jackie Kennedy en Sevilla en 1966. Siempre ha tenido relaciones con personas importantes, repartidas por todo el mundo, y ha sabido conservar y cuidar sus amistades.
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Junto a Luis Martínez de Irujo tuvo seis hijos: Carlos, Alfonso, Jacobo, Fernando, Cayetano y Eugenia. Cayetana podría haber tenido más hijos, pero sufrió hasta cinco abortos. Tras la muerte de su primer marido, Cayetana de dedicó de lleno a sus hijos.
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Cayetana siempre ha conseguido ser el centro de atención y captar todos los focos. Ha sido y será una de las mujeres más queridas y admiradas de España, por su rebeldía y su sentimiento de independencia. Desde que nació ha disfrutado de la vida, por eso, consiguió ganarse el cariño de todos.
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La aristócrata se centró en sus hijos tras la pérdida de su marido. Creyó que nunca volvería a enamorarse, sin embargo, seis años después, volvió a hacerlo. Don Jesús Aguirre y Ortiz de Zárate, exjesuita y director general de Música acabó siendo su segundo marido, noticia que no gustó entre la nobleza. Aunque la primera vez que se vieron no se atrajeron, dos años después volvieron a coincidir y empezaron una relación sentimental que, seis meses después, terminaría en boda.
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El enlace fue el 16 de marzo de 1978 en la capilla del Palacio de Liria. A pesar de lo que se decía, desde su boda siempre han dado una imagen de ser felices. Buscaban que fuera algo mucho más íntimo que su primera boda, por lo que no hubo reporteros y no más de 100 invitados, no como la primera vez que fueron más de 2.000 comensales.
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Por desgracia, Jesús Aguirre enfermó de cáncer de laringe. El 12 de enero de 2001 ingresó en la Clínica de la Luz (Madrid) y el 11 de mayo, a las 17.15 horas, falleció por una embolia pulmonar en el Palacio de Liria. Su capilla ardiente se celebró en el mismo palacio y fue enterrado en el panteón familiar de la Casa de Alba, en el Monasterio de la Inmaculada Concepción.
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Una vez más, Cayetana pierde a una persona importante en su vida, algo que le costó mucho superar, pero se centró y apoyó en todos sus hijos, lo más importante de su vida.
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El Palacio de Dueñas de Sevilla es una de las joyas más importantes de la familia de Alba. Además, es uno de los inmuebles más queridos y especiales de la duquesa. También posee el Palacio de Liria en Madrid, el lugar preferido de su padre. Tiene el Palacio de Monterrey, en Salamanca, uno de los sitios donde menos tiempo ha vivido Cayetana porque le parece frío e incómodo.
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Cayetana de Alba también dispone de otro tipo de inmuebles más pequeños, como una casa en Ibiza, en San Sebastián y en Marbella.
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A pesar de su buena relación con todos sus hijos, durante varios años hubo mucha tensión con su hijo Jacobo por indiferencias personales y problemas económicos. Por suerte, hace pocos años solucionaron todas sus diferencias.
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Siempre ha mantenido una buena relación con casi todas las exparejas de sus hijos, algo que no es difícil ya que definen a la duquesa como una gran mujer con un extraordinario corazón.
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A sus 82 años nadie podría creerse que la duquesa volviera a enamorarse. En el 2008 empezaron a surgir el rumor de que la aristócrata empezaba una relación con Alfonso Díez, un funcionario y amigo desde su relación con Jesús Aguirre.
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En el 2010 confirmaron su noviazgo y aunque al principio los hijos de Cayetana no vieron con buenos ojos esta relación, acabaron aceptándolo en la familia. El pasado 5 de octubre de 2011 tuvo lugar el enlace.
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