Alrededor de un millón de personas han tenido que ser evacuadas en los últimos cinco días por los voraces incendios que afectan amplías zonas de California. La movilización supone la mayor nunca antes registrada en el estado más poblado de la Unión Americana. Catorce personas han muerto y otras setenta más resultaron heridas.

El fuego ha consumido, según varias fuentes del Gobierno local y federal, al menos 1.700 kilómetros cuadrados desde la frontera con México hasta el condado de Santa Bárbara. Las compañías de seguro consideran que las pérdidas materiales sobrepasan los dos mil millones de dólares (1.300 millones de euros) . Unas 2.500 viviendas están afectadas en los condados de Los Angeles, Orange, Riverside, San Bernardino, San Diego, Santa Barbara y Ventura.

Desde el domingo 21 hasta el jueves 25 de octubre, diecinueve focos fueron declarados activos en amplías zonas de California y sólo tres extinguidos. El fuego descontrolado estuvo alimentado durante tres días por los vientos huracanados que superaron los noventa kilómetros por hora. Los equipos de bomberos, de protección civil y los residentes, tuvieron que enfrentarse a graves condiciones climatológicas: fuertes vientos, altas temperaturas y baja humedad (menos del seis por ciento) en la región de los desiertos altos hacia , azotada por la sequía.

El gobernador californiano de origen austriaco, Arnold Schwarzenegger, declaró los siete condados en "estado de emergencia". Unas 165.000 hectáreas se han quemado, superficie que duplica a la de toda la ciudad de Nueva York.


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