Retrato: Una vida consagrada a la Libertad

Milton Friedman es el hijo de dos emigrados judíos de Austria-Hungría a Estados Unidos. Nació en 1912 en Brooklyn. Su padre murió cuando Milton, el más joven de los cuatro hijos, era muy joven. Pudo completar su formación universitaria, pero se la tuvo que pagar él mismo con su trabajo. Tuvo la suerte, cuenta en su ensayo autobiográfico con motivo de la concesión del Nobel, de tener como profesor en la Rutgers University, New Jersey a Arthur F. Burns, que dejaría una clara impronta en su alumno. Entre otras cosas acabó por decantar a Friedman por la economía, en lugar de las matemáticas.

El curso 1932-33 marcó su vida. Fue el primero que pasó en la Universidad de Chicago, de quien será, seguramente, su alumno y profesor más famoso. Tuvo como profesores a los fundadores de la llamada Escuela de Chicago de economía, Henry Simmons y Frank H. Knight, junto con otras estrellas de la ciencia, como Jacob Viner o Henry Schultz. También se encontró con "un brillante grupo de estudiantes de todo el mundo que me expusieron a una atmósfera cosmopolita y vibrante como jamás soñé que existiría". Allí conoció al amor de su vida, Rose, hermana de otro de los profesores más famosos de aquella universidad, Aaron Director.

Aunque llevaba publicando artículos desde los 30', comenzó a ganar fama en su carrera como teórico de la economía con su libro Una teoría de la función de producción (1957), un libro que enraizaba la teoría en un poderoso análisis estadístico y llevaba a la práctica su metodología positivista explicada cuatro años antes.

Friedman hubiese ganado fama mundial en cualquier caso con su labor como teórico de la economía. Su Historia monetaria de los Estados Unidos o los artículos en que precisó su teoría monetarista y que contribuyeron al descrédito final de Keynes y su escuela. Pero no habría alcanzado la trascendencia que tuvo su figura de no haber contribuido a la defensa de las ideas liberales en economía e incluso en otros ámbitos. Su primera contribución fue un gran artículo, escrito con su amigo George J. Stigler, otro de los grandes economistas de Chicago, titulado "¿Techos o límites? El problema actual sobre la vivienda", en que mostraban los perniciosos efectos de los alquileres máximos.

No obstante sería su Capitalismo y libertad, de 1962 el libro que le situaría definitivamente entre la corta pero brillante constelación de intelectuales luchadores por la libertad del siglo XX. Libertad de elegir, de 1980 y La Tiranía del Statu Quo (1984), más la vibrante autobiografía de los Friedman, han contribuido a dar a conocer las ventajas de una sociedad libre. Especialmente notable fue su serie de vídeos llamados Libertad de Elegir, primero realizada en 1980 (y que tenía el apoyo del libro) y luego actualizada en 1990.

Desde su columna semanal en la revista Newsweek, donde comenzó a colaborar a mediados de los 60', Friedman podría comunicar con un público amplio su opinión sobre asuntos sociales más amplios que los económicos, aunque generalmente con una mirada económica. Por ejemplo defendió la despenalización del tráfico de drogas. O se opuso eficazmente contra la conscripción, el reclutamiento obligatorio por parte del Ejército.

En una ocasión tuvo la oportunidad de testificar ante una comisión, nombrada por el presidente Richard Nixon, sobre la cuestión del reclutamiento del ejército. En ella el gran liberal mostró su oposición a la conscripción y se mostró favorable a la contratación en el mercado de un Ejército profesional. En ese momento, visiblemente incómodo, el General William Westmoreland, que comandaba las fuerzas estadounidenses en Vietnam, le espetó que no estaba dispuesto a mandar sobre un "Ejército de mercenarios". Friedman se levantó y le preguntó al militar: "General, ¿preferiría comandar un ejército de esclavos?". La indignación se podía apreciar en su respuesta: "No me gusta que se refieran a nuestros reclutas como esclavos". El intercambio se cerró con la oportuna respuesta de Milton Friedman: "A mí no me gusta que se refieran a nuestros patriotas voluntarios como mercenarios".

Quizás sea exagerado decir de él que fue el economista más influyente del siglo o de la segunda mitad del mismo, ya que, aunque lideró junto con Hayek la crítica a Keynes, lo hizo en gran parte con los instrumentos creados por el de Cambridge. Keynes, precisamente, dijo que cada época es esclava de la influencia de las ideas de economistas muertos. Desde luego fue el caso del propio Keynes, pero Friedman no tuvo que esperar tanto, ya que a partir de finales de los 70', cuando se le concedió el premio Nobel de Economía, su impronta sobre el pensamiento y la política económica, sin ser hegemónica, es más poderosa que la de cualquier escuela rival.

John Hicks, sólo con una ligera exageración, dijo que si se podría llamar al segundo cuarto del siglo XX La era de Hitler y a la tercera La era de Keynes, al último cabría llamarle La era de Hayek. Pero el gran pensador austríaco no tuvo la capacidad del de Chicago para extender las ideas liberales hasta el último rincón. Murió el año pasado, el 16 de noviembre, a los 94 años de edad.


(c) Libertad Digital SA 2007 | Juan Esplandíu 13 28007 Madrid