La evasión fiscal no es un delito contra la naturaleza humana ni contra la sociedad. Es un delito sin víctimas determinadas, y creado por la legislación.
La interpretación torticera del Gobierno de España sobre la Doctrina Parot, ha hecho que este peligroso delincuente alcanzara la libertad antes de tiempo.
La reforma, gracias a la cual se celebraron aquellas primeras elecciones democráticas, tenía un pecado original que la izquierda todavía no le ha perdonado.