Nueve de cada diez empresas eléctricas europeas (el 91 por ciento) creen que los apagones se seguirán produciendo habitualmente. Se calcula que desde ahora y hasta el año 2030 habrá que invertir 8,3 billones de euros en todo el mundo para hacer frente al aumento de la demanda eléctrica, tres veces más que en los últimos treinta años. En este contexto, las eléctricas contemplan el Protocolo de Kioto como un desafío que podría provocar, además, una importante "deslocalización industrial".

La riqueza financiera de las familias españolas –los activos menos las deudas contraídas– volvió a superar el valor del Producto Interior Bruto (PIB) al término de 2003, para situarse en el 102,1 por ciento, con lo que se rompe la línea descendente de este indicador desde 1999. Ambas cifras, activos y deudas, alcanzaron máximos históricos durante el año pasado.

El este de Europa se prepara para convertirse en una región esencial en la industria mundial del automóvil, ya que las principales empresas del sector están trasladado poco a poco su producción a esta zona. Las causas hay que buscarlas en la mayor flexibilidad laboral, unos impuestos reducidos, más ayudas a la inversión y una mano de obra cualificada.