El auto del juez Juan del Olmo sobre la trama policial de tráfico de explosivos mezcla varios sucesos sin establecer relación alguna. La situación en la que han quedado dos funcionarios –Celestino Rivera, que
intentó suicidarse, y Jesús Parrilla– es muy grave. Después de pasar seis días en los calabozos han ingresado en la cárcel imputados por revelación de secretos al diario El Mundo. Pero el caso del inspector Parrilla es todavía más grave: está en la cárcel por reunirse en una cafetería con el periodista que desveló el escándalo. Según el propio auto, ni siquiera se sabe de qué hablaron. Para rematar la faena, algunos medios de comunicación como la cadena SER dejan visible el número de teléfono del periodista que no está inmerso en causa alguna.
Pedro J. Ramírez ha opinado sobre el auto del juez.