El tramposo presidente del Gobierno del 14-M ha tenido la desfachatez de hacer de este chantaje –que él insiste en maquillar como "proceso de paz"– el protagonista de la conmemoración de nuestra Carta Magna.

La sugerencia de vender a un aliado no es sólo vil sino contraproducente; todo el mundo árabe comprendería que para derrotar a Israel no hay nada mejor que matar soldados norteamericanos, y se entregarían a la tarea con aún más entusiasmo si cabe.

Como nos ilustra Marquina, la idea de que Franco resistió a Hitler y los alemanes fueron engañados por los gobernantes españoles es ridícula. Desde luego. Pero mucho más ridícula la tesis de que fue Hitler y no Franco el "culpable" de la paz de España.

Será condenable que un funcionario, temiendo el carpetazo de la Goma 2, informe a un periodista. Pero el hecho ni de lejos alcanza la importancia penal –y social, y política– de lo que el informante trataba de sustraer al olvido y a la impunidad.

En las entrevistas en Moncloa sobre el modelo de Estado, la reforma constitucional y el proceso de rendición ante ETA, Zapatero le prometió a Rajoy unas líneas de actuación para inmediatamente hacer y decir lo contrario a lo prometido.

Porque cada vez es más claro lo que buscan: una sociedad homogénea, cuyos miembros profesen una única fe política, una nueva religión laica: el socialismo ciudadano.

El documento del PSOE es, definitivamente, antidemocrático, porque no está dispuesto a aceptar la Constitución, o sea, la laicidad del Estado o lo que otros llaman la aconfesionalidad del Estado.

Claro que lo más fantástico es visitar la casa de Dulcinea en El Toboso. Todo el mundo da por auténtica esa casa, cuando Dulcinea (o Aldonza Lorenzo) ni siquiera es un personaje que aparece en el Quijote.

Sostiene que ningún país de la región se beneficia de un Irak desestabilizado, pero incluyendo a Irán a Siria en la mesa de negociaciones está demostrando todo lo contrario: que ellos si se beneficiarían de un Irak caótico.

Las elecciones que le han dado el triunfo demuestran una vez más que la democracia no es un sistema para ratificar ni la verdad ni el mejor gobierno, sólo el modo para que la gente acepte convivir bajo reglas sin matarse.

Se derrocha mentira por doquier, porque desde De Gaulle Francia siempre ha apoyado a los palestinos y a los países musulmanes contra Israel, y en este conflicto con el Hezbolá en el sur del Líbano sigue apoyando al "Partido de Dios" contra Israel.

Resultado de la política zapateril: menos dinero en nuestros bolsillos, regulaciones estatales españolas intactas que matan a la población civil africana y burócratas africanos más ricos y dotados de ejércitos mejor armados.

Rafael Correa muy claramente ha expresado su oposición a un Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos. Como nadie ve las exportaciones que no se realizaron o los puestos de trabajo que no se crearon, ¡aquí no ha pasado nada!