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El peor 11-S de Obama: su debilidad al descubierto dentro y fuera de EEUU

Obama confiaba en la política exterior como una fortaleza electoral. Ya no lo parece tanto.

Obama confiaba en la política exterior como una fortaleza electoral. Ya no lo parece tanto.

Después de la convención demócrata, Obama disfrutó del habitual empujón en las encuestas que lo colocó con ventaja frente a Romney pese a la difícil situación económica. Pero este once de septiembre su relativa comodidad se ha venido abajo.

Sin duda, el evento más trágico y que más tinta ha hecho correr estos días han sido los ataques islamistas en Egipto y Libia, con el resultado trágico del asesinato del embajador Stevens y otros tres miembros de la legación. Aunque fue vendido como un intento de acercamiento, lo cierto es que Obama comenzó su política de "diplomacia inteligente" –según fue definida por Hillary Clinton– con un discurso en El Cairo que buscaba el apaciguamiento con el islam radical. Su intención quedó clara cuando poco después decidió no apoyar la llamada "revolución verde" iraní.

No deja de ser irónico que, muy cerca de acabar su primer mandato, sea precisamente en la capital egipcia donde hayan estallado sus intentos de retirar a Estados Unidos de los problemas mundiales y, más concretamente, de los de Oriente Medio. Pese a que los republicanos llevan tiempo argumentando que la debilidad produciría problemas al envalentonar a los enemigos de Occidente, pero era un argumento fácil de contestar para los demócratas, que no tenían más que señalar la falta de consecuencias de la política exterior de Obama. Ahora lo tendrán más difícil.

Aún así, una reacción adecuada podría haber convertido este problema en una ventaja electoral. Sin embargo, la decisión de la embajada en El Cairo de emitir un comunicado en el que no condenaba la violencia pero sí a aquellos que "abusan de la libertad de expresión" ha indignado a muchos estadounidenses.

Críticas de Israel

También este 11 de septiembre el Gobierno israelí ha protestado abiertamente por la política de Obama de dejar hacer a los iraníes respecto a su programa nuclear. El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, se preguntó "qué hará ahora Irán si sabe que no hay líneas rojas, si sabe que no hay plazos. Pues exactamente lo que está haciendo: continuar sin ninguna interferencia hasta conseguir la capacidad de fabricar armas nucleares y a partir de ahí bombas nucleares".

El electorado judío en Estados Unidos, mayoritariamente demócrata, ha observado durante estos cuatro años el alejamiento de la administración Obama de Israel, culminado con el escándalo producido por la desaparición de la referencia a Jerusalén como capital de Israel en el programa demócrata. Es normal que Netanyahu aproveche este momento para presionar al presidente, que se debate entre su opción preferida de no hacer nada y perder parte del apoyo judío a su reelección.

La huelga de profesores de Chicago

Pero no sólo fuera tiene problemas. Los sindicatos de profesores de Chicago llevan ya cuatro días de huelga contra el alcalde demócrata Rahm Emanuel, que fue jefe de Gabinete de la Casa Blanca con Obama hasta que decidió dejar el puesto para presentarse a la alcaldía. Pese al enorme déficit que acumula la ciudad, los 26.000 profesores de la escuela pública –que cobran bastante más que el habitante medio de Chicago– no se han conformado con un aumento del 16% durante los próximos cuatro años. Exigen además que se retiren los planes de medir el rendimiento de los estudiantes para evaluar a colegios y profesores.

Mientras que la campaña republicano no ha tardado en ponerse de parte del alcalde, Obama aún no ha dicho nada. Está entre la espada y la pared. Los sindicatos, y en especial el de profesores, están entre los principales donantes de su campaña y son los activistas más fieles con los que cuentan los demócratas para movilizar el voto. Pero si decidiera apoyarlos daría la espalda no sólo a los padres de los más de 350.000 niños que no están yendo a la escuela, sino a los que sufren los abusos de los sindicatos de la educación pública en muchos otros estados.

La causa de los sindicatos es impopular. En un estado tradicionalmente demócrata como Wisconsin la retirada de parte de sus privilegios por parte del gobernador republicano Scott Walker les llevó a financiar una convocatoria extraordinaria de elecciones que les estalló en la cara, al obtener Walker aún más ventaja en las urnas que la que le había llevado al Gobierno. En cierto modo, puede que Obama agradezca los eventos en Egipto y Libia. No dejan de ser una distracción.

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