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"Florida fue el señuelo"

Esta vez ni siquiera desempeñó el papel de actor secundario.

Mientras los analistas miraban al sur de la Costa Este como posible clave de la noche, Obama cocinaba lentamente su victoria en Colorado y Ohio. Estos swing states fueron el golpe de gracia para un Romney que llegó agonizante al Lejano Oeste.

Las diferencias ínfimas en Florida hicieron aflorar los recuerdos, el escándalo del año 2000 con un Al Gore que volvía a nuestras cabezas como la viva imagen del Estados Unidos más cutre. Pero esta vez la película iba a ser diferente, tanto que Florida ni siquiera desempeñó el papel de actor secundario.

Mitt Romney, viendo la necesidad de luchar en Ohio hasta el último voto, viajó a Cleveland el mismo día de las elecciones. Pero, sorprendentemente, y mientras aterrizaba en el aeropuerto, vio al Air Force Two despegando: el vicepresidente Biden había hecho su trabajo y Cleveland era demócrata. La clave no iba a estar sólo en la ciudad más importante del estado de Ohio: la curiosidad y la historia marcaban en rojo el condado de Ottawa (41.000 habitantes), donde desde 1944 calcan los resultados nacionales. Esta vez no iba a ser diferente, lo han vuelto a hacer.

Obama, para entonces, respiraba tranquilo.

Colorado fue la guinda del pastel demócrata. Un estado incógnita para los grandes medios estadounidenses que se decantó por Obama por sólo cien mil votos de diferencia. Romney estaba ya KO: desde las Montañas Rocosas hasta el Pacífico, con las excepciones de Utah y Colorado, era un vasto caladero de votos para el actual presidente.

Y Obama apareció en su canal de referencia desde hace cuatro años: "Esto ha ocurrido por vosotros, gracias", tuiteó.

Durante la campaña, Mitt Romney dijo que no volvería a presentarse a las presidenciales si perdía, incluso se llegó a rumorear que ni siquiera tenía discurso para la derrota. Este optimista obstinado se dio de bruces en su primer intento de ser presidente, pero ha dejado en el camino detalles que hacen presagiar que sí que podría ser un gran candidato para 2016. "El Partido Republicano necesita un cambio", gritaron muchos analistas y por supuesto muchos votantes; pero Romney, que ha crecido durante la campaña, ha sabido encontrar la vía para acercarse en las encuestas al presidente que mató a Ben Laden y que mejor ha dominado la escena desde Kennedy. Esa experiencia es un activo importante en la carrera hacia la Casa Blanca. Sin Obama como candidato, Romney ya sería favorito.

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