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El exdirector del FBI dedica su comparecencia a quejarse de su despido

Reconoce haber filtrado a la prensa sus conversaciones con Trump y lo acusa de difamarlo en el comunicado de su despido.

Reconoce haber filtrado a la prensa sus conversaciones con Trump y lo acusa de difamarlo en el comunicado de su despido.
El exdirector del FBI, James Comey | EFE

El exdirector del FBI reconoció este jueves ante el Senado de Estados Unidos que filtró a través de un amigo a la prensa el contenido de sus anotaciones sobre sus conversaciones con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, después de que éste amenazara en Twitter con la publicación de las "cintas" de sus conversaciones. Ha sido la revelación más interesante de una comparecencia dedicada a justificarse a sí mismo y quejarse de su despido, pero que también ha servido para hundir aún más la disparatada teoría de una colusión entre Trump y Putin para ganar las elecciones.

Al comienzo de una esperada audiencia frente al Comité de Inteligencia del Senado, James Comey aseguró estar "sorprendido" y "confuso" sobre la decisión del mandatario de prescindir de él al frente del Buró Federal de Investigación (FBI). Asimismo, Comey, despedido el 9 de mayo de manera fulminante por Trump, aseguró que la Administración del mandatario republicano vertió sobre él "mentiras" que siente que "el FBI haya tenido que oír" cuando explicó las razones por las que había sido despedido el mes pasado.

"La Administración eligió difamarme a mí y, de manera mucho más grave al FBI, al decir que la organización estaba sumida en el caos (...), que su personal había perdido la confianza en su líder. Esas fueron simple y llanamente mentiras", apuntó Comey. En el testimonio, el exjefe del Buró aseguró que el "FBI es honesto, fuerte e independiente" y que funcionará bien con o sin él.

Trump ha llegado a reconocer que, pese a que tomó en cuenta un informe del vicefiscal general, Rod Rosenstein, sobre la gestión de Comey, en su decisión de cesar el exdirector pesó el papel que este jugaba en la investigación sobre la supuesta injerencia rusa en las elecciones de 2016 en Estados Unidos y la posible coordinación con miembros de la campaña del entonces candidato republicano.

La teoría rusa pierde pie

No obstante, la revelación sobre la filtración y las protestas por su despido no son lo único que ha dicho Comey en su comparecencia. También ha negado que sea cierto el pilar fundamental sobre el que los demócratas hacían descansar su teoría sobre la colusión de Trump con Rusia, una noticia del New York Times que aseguraba que tanto miembros de la campaña de Trump como otros asociados suyos tuvieron intensos contactos con agentes de inteligencia rusos durante el año anterior a las elecciones.

Por otro lado, Comey ha evitado pronunciarse sobre si el presidente, Donald Trump, cometió obstrucción a la justicia al pedirle que abandonara la investigación abierta contra el entonces asesor de Seguridad Nacional, Michael Flynn, por sus contactos con Rusia y ha dado a entender que el fiscal especial encargado del caso, Robert Mueller, es quien debe determinarlo.

Comey se ha referido al encuentro mantenido con Trump en la Casa Blanca el pasado 14 de febrero en el que éste le pidió, según su versión, que dejara de investigar no a Flynn, sino la conversación de Flynn con el embajador ruso sobre la que mintió al vicepresidente y que fue la causa de su destitución. "Había una investigación criminal abierta en relación con los contactos rusos y los contactos en sí mismos", ha recordado el exdirector del FBI respecto al momento en que se produjo el encuentro, al ser preguntado por su opinión respecto a la actuación de Trump.

"No creo que me corresponda a mí decir si esa conversación que tuve con el presidente fue un esfuerzo de obstruir", ha sostenido, afirmando que para él fue algo "muy preocupante". "Pero esa es una conclusión en la que estoy seguro que el fiscal especial trabajará con el fin de averiguar la intención y si hubo delito", ha añadido.

Según ha indicado, le pareció que el fiscal general, Jeff Sessions, y el yerno y asesor de Trump, Jared Kushner, sentían que no debían abandonar el Despacho Oval y dejarle solo con el presidente antes del encuentro en el que éste le hizo la petición sobre Flynn. Así, ha dicho que pensó: "Algo gordo va a ocurrir" y que tenía que "recordar todo lo que se diga". Ha confiado en que haya grabaciones sobre dicha conversación, como dio a entender Trump en uno de sus mensajes en Twitter. "Espero que haya cintas", ha afirmado.

Por otra parte, ha explicado que decidió poner por escrito el contenido de sus encuentros con Trump porque "por la naturaleza de la persona" temía que "podía mentir sobre la naturaleza de nuestra reunión". "Por eso pensé que sería importante documentarlo", ha añadido, aclarando que tanto con Barack Obama como con George W. Bush, los dos predecesores de Trump, nunca sintió la necesidad de dejar por escrito lo hablado.

No obstante, también deslizó una crítica a la anterior administración al indicar que recibió instrucciones por parte de la fiscal general, Loretta Lynch, para que no llamara "investigación" sino "asunto" a la investigación sobre el servidor de correo electrónico de Hillary Clinton.

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