En Hawái cada hora que pasa, las erupciones del volcán se intensifican aún más. Cada vez se abren más fisuras por las que fluye lava y que han elevado al nivel máximo las alertas.
El magma ha bloqueado una importante autopista de la isla y las autoridades siguen con las evacuaciones, más de dos mil personas han sido obligadas a dejar sus viviendas y medio centenar de casas han quedado destruidas.
Los residentes de la isla se enfrentan a un nuevo peligro potencialmente mortal, según han advertido las autoridades locales, ya que los flujos de lava que llegan al Océano Pacífico podrían producir nocivas nubes de vapores ácidos y pequeñas partículas de vidrio.