El cierre parcial del Gobierno federal norteamericano, conocido como shutdown, ya es el más largo de la historia. La falta de acuerdo entre la Cámara de Representantes y el presidente de Estados Unidos para aprobar unas nuevas cuentas públicas ha obligado a la administración a ajustarse el cinturón. El punto de fricción que impide un acuerdo está en los 5.000 millones que Trump quiere que incluyan para terminar de construir el muro con México que comenzó a levantarse durante el mandato de Bill Clinton. Las posiciones de unos y otros no han hecho sino enconarse desde que el 22 de diciembre se entrara en esta situación, especialmente porque el 3 de enero tomó posesión la nueva mayoría demócrata en la Cámara y su presidenta, que vuelve a ser Nancy Pelosi, quien ya ocupara el cargo desde 2003 a 2007, y que ha sido desde entonces líder de la minoría demócrata en la Cámara.
Nancy Pelosi decidió el miércoles retirar su invitación a que Donald Trump diera en la Cámara el tradicional discurso sobre el estado de la unión, alegando que el cierre gubernamental no permite costear las medidas de seguridad necesarias para que lo pronuncie desde el Capitolio. Era mentira, claro. La Cámara de Representantes tiene su propia financiación y no tiene por qué funcionar a medio gas duran un shutdown, y el Departamento de Seguridad Interior negó que no tuviera capacidad para proteger las vidas del presidente y los asistentes al discurso. No obstante, aunque es una tradición que se mantiene, la única obligación legal que existe es la de enviar y recibir el discurso por escrito, aunque si quisiera Trump podría darlo en otro lugar, incluyendo un mitin si así lo creyera oportuno. Pero nadie duda que un altavoz así en este momento de lucha partidista sería usado por Trump para culpar a los demócratas del cierre.
Sólo un día después, Donald Trump se ha cobrado su venganza. Poco antes de que ella y otros congresistas embarcaran en el avión militar que les iba a llevar a Bélgica, ha comunicado que el viaje que la líder demócrata pretendía hacer a Bruselas, Egipto y Afganistán ha sido pospuesto para ahorrar gastos. Ha sido con tan poca antelación que el Ejército ha tenido que devolver el equipaje a las oficinas del Capitolio. Esta ha sido la carta en la que informaba de su decisión:
Debido al cierre parcial del Gobierno, siento informarla de que su viaje a Bruselas, Egipto y Afganistán ha sido pospuesto. Volveremos a programar esta excursión de siete días cuando el cierre haya concluido. A la luz de los 800.000 empleados americanos que no están cobrando su sueldo, estoy seguro de que estará de acuerdo en que posponer este evento de relaciones públicas es completamente adecuado. Creo también que durante estos días sería mejor que permaneciera en Washington, negociando conmigo y sumándose al movimiento para una frontera más segura para acabar con el cierre parcial del Gobierno. Obviamente, si desea realizar su viaje utilizando vuelos comerciales, está en su derecho hacerlo.
¡Espero con interés verla pronto y aún más ver cómo nuestra peligrosa y abierta frontera sur recibir la atención, los fondos y la seguridad que tan desesperadamente necesita!
Donald Trump también ha cancelado su propio viaje y el de una delegación norteamericana a la reunión anual de Davos en Suiza, y su portavoz ha confirmado que la restricción no se limita a los desplazamientos de la líder demócrata, pero resulta difícil no concluir que la decisión se ha tomado como venganza por cancelar el discurso, previsto para el 29 de enero.
El presidente de Estados Unidos ha retomado la batalla política por el muro a raíz de las caravanas de inmigrantes que partieron en octubre de Honduras, Guatemala y El Salvador con miles de centroamericanos. Algunos han sido detenidos en Estados Unidos, mientras que otros se han quedado varados en la frontera con México. Según la encuesta de NPR y PBS, desde que empezó esta pelea política la aprobación de Trump entre los votantes hispanos ha subido del 31 al 50%.