Scytl, empresa proveedora de sistemas de votación electrónica y tecnología electoral, gestionó el recuento en las elecciones del 3 de noviembre, subcontratada junto a otras compañías por entidades del Gobierno Federal de los Estados Unidos. Su gestión abarcó desde el registro de votantes hasta el recuento de votos, efectuado en su sede de Barcelona y en su subsede de Fráncfort.
A pesar de ser ampliamente desconocida en nuestro país y fuera de él, Scytl ha gestionado recuentos en las elecciones generales españolas, costarricenses o las europeas de 2019, además de los últimos comicios estadounidenses. También ha sido proveedora de servicio de entrega de papeletas electrónicas para el Gobierno Federal y, a nivel estatal, para Alaska, Arkansas, Kentucky, Mississippi, Virginia Occidental y Nueva York.
Su presencia en Estados Unidos se remonta a 2008 a través de múltiples proyectos de "modernización de las elecciones", que no evitaron que Scytl presentase un concurso de acreedores el 11 de mayo de este mismo año en los juzgados de Barcelona, después de ser incapaz de lograr un acuerdo con la banca, las instituciones públicas y sus proveedores para hacer frente a deudas de al menos 75 millones de euros. Tampoco los llevados a cabo en Francia, Australia, Reino Unido o Suiza. Ni siquiera, las importantes subvenciones, otorgadas a lo largo de los años por instituciones como la Unión Europea o el Ministerio de Industria, Energía y Turismo. Curiosamente, su insolvencia no fue obstáculo para ser subcontratada como gestora parcial de las elecciones más importantes del planeta.
Scytl lo niega, pero su web dice lo contrario
Ante la avalancha de información de los últimos días, y la que está por llegar, desde Scytl se han apresurado en negar tanto ser proveedores de máquinas de recuento para los comicios norteamericanos como tener una sede en Fráncfort (y afiliación política). Sin embargo, Sctyl presumía de su oficina de Fráncfort en un documento sobre su gestión de las elecciones al Parlamente Europeo del pasado año, aún disponible en su propia página web.
Barcelona y Fráncfort, epicentros de la sospecha
Hace escasas horas, en una de las ruedas de prensa más importantes de la historia política de los Estados Unidos, el equipo legal dedicado a demostrar el fraude generalizado en las elecciones, encabezado por Rudy Giuliani y Sidney Powell, ha vuelto a insistir en la injerencia extranjera en los comicios, cuya confirmación supondría durísimas penas para sus autores. En concreto, el exalcalde de Nueva York se ha referido una vez más a la sede barcelonesa de Scytl, indignado porque el recuento se realizase fuera de las fronteras del país al que afecta la votación, con capacidad más que evidente para gestionarlo.
No es la primera vez que los abogados que investigan las irregularidades electorales señalan a Barcelona como epicentro del sospechoso recuento y sede innegable de la empresa. Más controvertido por ahora, y seguramente aún más clave, es todo lo que tiene que ver con la oficina de la que la compañía reniega y alardea en Fráncfort. Según Louie Gohmert, miembro de la Cámara de Representantes, pocos días después de las elecciones, fuerzas especiales del ejército de los Estados Unidos entraron en la sede de Scytl en la ciudad alemana, en la que se incautaron de sus servidores, con información capaz de cambiar generar un impacto mucho más del resultado de una votación, incluso de la más influyente.
¿Estas investigaciones afectan a España?
Si bien son varias las empresas acusadas de interferir en las elecciones del 3 de noviembre, más allá de Dominion y Smartmatic, el papel de Scytl se antoja determinante en los Estados Unidos y borroso en España. En nuestro país, además de recibir subvenciones ministeriales, la empresa ha gestionado el reporte de datos del recuento electoral que corresponde al Ministerio del Interior.
Por otra parte, si Giuliani marca Barcelona como lugar clave de la injerencia extranjera en el proceso electoral norteamericano de manera recurrente, Powell ya afirma abiertamente que estos sistemas han servido para cambiar elecciones en otros países y ya nombra específicamente a Argentina. También a quienes financian estas compañías, con referencias explícitas a la fundación de los Clinton y a George Soros, primer invitado de Pedro Sánchez al Palacio de la Moncloa pocos días después de la moción de censura de 2018.