El expresidente estadounidense, Donald Trump, ordenó, antes de abandonar la Casa Blanca, la desclasificación de los documentos que desvelan el montaje que hicieron los demócratas para culpar a Trump de haber ganado las elecciones de 2016 gracias a una interferencia de Rusia. La investigación contra Trump fue llamada en clave Crossfire Hurricane, y tenía el objetivo de destituir al republicano de su cargo presidencial.
El presidente del Comité Judicial del Senado, Lindsey Graham, habló acerca de estos documentos desclasificados que muestran que la investigación a la campaña de Trump la realizó de forma fraudulenta el FBI, debido a que engañó al Tribunal de Vigilancia de Inteligencia Extranjera (FISA) para obtener autorizaciones. De hecho, los fines respondían al interés de los demócratas, por lo que el objetivo era partidista y se dirigía a sacar a Trump de la presidencia fuera como fuera.
Sobre ello, Graham alegó el pasado 15 de enero que "el Huracán Crossfire fue una de las investigaciones más incompetentes y corruptas en la historia del FBI y del Departamento de Justicia". Quizás más escandaloso aún han sido los impedimentos que ha puesto el FBI a Trump para que no hiciera públicos los informes, según comentó el expresidente días antes de que Joe Biden jurara el cargo.
"El Tribunal de Vigilancia de Inteligencia Extranjera fue engañado. Se ocultó información exculpatoria sobre los investigados. Los investigadores, con algunas notables excepciones, fueron increíblemente parciales y usaron los poderes de las fuerzas del orden con fines políticos. Espero que las investigaciones de contrainteligencia sean controladas y que esto no vuelva a suceder en América", recalcó Graham.
Además de cometer acciones ilegales, el FBI basó su fraudulenta investigación en el informe Steele, según se desvela en la desclasificación. Ese informe fue ordenado por el Comité Nacional Demócrata a un exespía británico y no tenía fundamento alguno. La misma CIA lo desestimó por su falsedad, pero al FBI le sirvió de excusa para obtener permisos ilegales e investigar las vidas de los miembros de la campaña republicana de Trump.
Igualmente, Graham ha condenado que se gastaron millones de dólares de los contribuyentes en una investigación fraudulenta que no llevó a nada, puesto que estaba basada en mentiras del Partido Demócrata. Rober Muller, abogado especial, no encontró ninguna prueba de que Trump hubiera sido ayudado por el presidente de Rusia, Vladimir Putin, para ganar las elecciones de 2016.
Pese a demostrarse que Trump fue víctima de una farsa, la sombra del engaño siempre ha planeado sobre el expresidente republicano. El mainstream mediático no ha mencionado que Huracán Crossfired fue una confabulación política de los demócratas usando al FBI para desprestigiar a Trump, según apuntan los documentos.
El fiscal general John Durham se hizo con este asunto y abrió otro expediente para identificar a los autores de la trama delictiva. Sin embargo, y tras más de un año, todavía no han salido a la luz los responsables que están detrás del engaño. Si bien se recoge que Hillary Clinton y Obama azuzaron a los agentes del FBI para que investigara a los miembros de la campaña de Trump, quienes sufrieron la intromisión en sus vidas por algo que no habían hecho.
Por último, cabe reseñar que Trump, a duras penas, sólo ha podido desclasificar una parte de la investigación. El FBI le pidió que, por seguridad, no revelara el resto y puso enormes trabas para hacer públicos los documentos que vislumbran los hechos delictivos de muchos de los principales políticos estadounidenses. A este respecto, resulta llamativo que momentos después de la toma de posesión de Biden, la Casa Blanca haya eliminado en su web la última orden del expresidente republicano en la que exigía al FBI que se desclasificara todo. Con los demócratas posiblemente será difícil conocer la parte que falta de la desclasificación.
Puede leer la desclasificación de documentos, a partir del 17 de diciembre, aquí.