El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, ha elegido ya quién quiere que ocupe los cargos más importantes de su Gobierno. Sin embargo, no es seguro que todos ellos lo logren: deben ser confirmados por el Senado, y aunque los republicanos gozan de una amplia mayoría, puede que algunos como la secretaria de Trabajo, Lori Chavez-DeRemer, o el de Sanidad, Robert F. Kennedy Jr., que causen reticencias entre los senadores de la derecha.
De hecho, el nominado inicialmente para dirigir Justicia, el congresista Matt Gaetz, ha renunciado al cargo antes de enfrentarse a este proceso porque tenía claro que era difícil que lo eligieran. Gaetz era uno de los ejemplos más claros de una variable que parece haber guiado varios de los nombramientos de Trump: haberse declarado abiertamente en contra del ministerio para el que son elegidos. Otro ejemplo claro es Tulsi Gabbard, candidata ser la directora nacional de Inteligencia pocos meses después de haber sido colocada por las agencias de Inteligencia en la lista de los pasajeros a los que se prohíbe volar por sospechas de terrorismo.
Scott Bessent y Howard Lutnick, provenientes ambos de la realeza de Wall Street, eran los dos grandes favoritos para ser secretario del Tesoro, el principal cargo económico del Gobierno, y al final ha sido Bessent quien se ha llevado el gato al agua, quedándose Lutnick con Comercio. Este último parecía algo más radical, habiendo declarado su amor por los aranceles, mientras que el primero no se ha pronunciado mucho en público y, cuando lo ha hecho, ha sido más para establecer objetivos que políticas concretas. Así, ha hablado de su doctrina 3-3-3, bajar el déficit al 3%, aumentar el crecimiento hasta el 3% y lograr que Estados Unidos produzca tres millones de barriles de petróleo diarios más para así alcanzar la tan deseada independencia energética.
¿Cómo lograrlo? Contará con la ayuda de Elon Musk y Vivek Ramaswamy y su consejo de eficiencia que debería enfocarse en mejorar el crecimiento mediante la desregulación y reducir el déficit bajando el gasto. Pero también con dos de los mejores nombramientos de Trump: Chris Wright en Energía y Doug Burgum en Interior. Ambos tienen claro que el objetivo de Estados Unidos es producir más energía lo más barata posible y que eso sólo se puede conseguir ahora mismo con combustibles fósiles y energía nuclear.
Pero lo que está claro es que Trump ha nombrado a gente a la que considera de confianza, incluyendo a Linda McMahon en Educación, que creo que es la primera vez que hay una ministra en Estados Unidos que es un personaje en un videojuego de lucha llbre. Como por otra parte es normal. Todos tienen perfiles apropiados para ejecutar las políticas que quiere Trump. Está por ver que lo consigan, naturalmente.