
Si pudiéramos pensar en una sola cosa que nos permitiera diferenciar a "la oligarquía" del común de los mortales, posiblemente los viajes en avión privado destacarían entre las respuestas, en dura competencia con la posesión de un yate. Pero eso no ha detenido al conocido senador socialista Bernie Sanders, ídolo de la izquierda norteamericana, que ha sido acusado de gastar 221.000 dólares en jets privados durante la gira "Lucha contra la Oligarquía" en la que ha compartido mitines con Alexandria Ocasio-Cortez. Pero llueve sobre mojado, porque la cifra supera los dos millones si se incluyen sus campañas electorales.
En una entrevista con Bret Baier en Fox News este miércoles, el senador defendió sin ambages su uso de jets privados, casi indignado ante la mera sugerencia de que alguien podría encontrarlo censurable. Tras intentar encender el ventilador acusando a Trump, quien jamás ha defendido restricciones por causa del cambio climático, de usar aviones privados, descartó volar en líneas comerciales con un despectivo: "¿Crees que voy a estar esperando en la cola de United Airlines?". Terminó afirmando que era "la única forma de moverse" y aseguró que hará "lo mismo en el futuro".
Bernie Sanders blew $221K on private jets during his "fight the oligarchy" tour—then mocked the idea of flying commercial: "You think I'm gonna wait in line at United?"
This is how the Left sees you: beneath them. The hypocrisy is staggering—but never surprising. pic.twitter.com/1mTmZHGea7
— Wesley Hunt (@WesleyHuntTX) May 8, 2025
Esta postura ha desatado críticas por contradecir su agenda contra el cambio climático, que incluye su apoyo a propuestas como el Green New Deal y numerosos ataques a la industria de combustibles fósiles, una de las principales responsables del nivel de vida del primer mundo. Volar en avión privado es posiblemente la actividad individual que produce más emisiones de gases de efecto invernadero.
La hipocresía de Sanders se acentúa al considerar su historial de demonización de los que más tienen. En 2019, declaró que "los multimillonarios no deberían existir", exigiendo impuestos confiscatorios a las grandes fortunas. Sin embargo, su patrimonio personal, estimado en unos 2,5 millones de dólares según Forbes (2020), incluye tres propiedades: una casa en Burlington (Vermont), un apartamento en Washington D.C. y una casa de veraneo en North Hero (Vermont), valorada en 600.000 dólares.
Estas posesiones contrastan con su narrativa de lucha contra la desigualdad, especialmente cuando critica a quienes acumulan riqueza mientras él mismo disfruta de un estilo de vida acomodado. Tan comprometido está con la izquierda que en 1988 se fue de luna de miel a la Unión Soviética, viaje que describió como una oportunidad para "aprender de los soviéticos" y en el que elogió aspectos de su sistema, como el transporte público, un años antes de la caída del muro.
Pese a todo, en la entrevista Sanders insistió en que su mensaje contra la "oligarquía" sigue siendo válido, pese a demostrar con claridad que es un miembro destacado de la misma. Su posición respecto al cambio climático recuerda al "Pues que coman pastel" atribuido falsamente a María Antonieta. "Que los campesinos se coman ellos las colas en el mostrador de la aerolínea", podría ser su versión.