
Un tribunal federal de California ha declarado culpable a Jinchao Wei, marinero de la Marina de Estados Unidos de 25 años, por entregar información militar clasificada a un agente de inteligencia chino. Según el Departamento de Justicia, Wei proporcionó durante año y medio fotografías, vídeos, ubicaciones y manuales técnicos sobre embarcaciones de la Flota del Pacífico, incluido el buque anfibio USS Essex, a cambio de más de 12.000 dólares.
Wei, también conocido como Patrick Wei, mantenía comunicación con su contacto mediante aplicaciones encriptadas y dispositivos electrónicos suministrados por el propio agente chino, que se presentó inicialmente como un "entusiasta naval" en redes sociales.
El material entregado incluía descripciones sobre sistemas defensivos y maniobras de evasión utilizadas por los buques estadounidenses para esquivar ataques con misiles. Estas filtraciones, según el FBI, representaron una grave vulnerabilidad de seguridad nacional.
Wei fue arrestado en agosto de 2023 cuando se presentó a trabajar en el USS Essex, momento en el que ya se encontraba bajo vigilancia por parte de las autoridades federales.
Otro militar también condenado
El caso se relaciona con el de Wenheng Zhao, suboficial de 26 años destinado en la base naval del condado de Ventura, al norte de Los Ángeles. Zhao se declaró culpable en 2023 de conspirar con un agente de inteligencia extranjero y de aceptar sobornos por un total de 15.000 dólares. Sin embargo, Wei no se declaró culpable y ha optado por un juicio.
Según la acusación, Zhao proporcionó información sobre ejercicios militares y diagramas eléctricos de un sistema de radar en Okinawa, Japón. En enero de 2024 fue condenado a 27 meses de prisión.
La condena y sus posibles consecuencias
Wei fue juzgado durante cinco días y declarado culpable de conspiración para cometer espionaje, exportación ilegal de información militar e intencional revelación de secretos de defensa. La sentencia definitiva se conocerá el 1 de diciembre, y podría ser condenado a cadena perpetua.
El especialista en contraespionaje del FBI Roman Rozhavsky ha subrayado que este caso evidencia cómo "los servicios de inteligencia de la República Popular China atacan activamente a titulares de autorizaciones de seguridad en el ejército, ofreciéndoles compensaciones económicas a cambio de información clasificada".
El Departamento de Justicia ha señalado que estos casos son una muestra del esfuerzo sistemático de Pekín por acceder a capacidades estratégicas estadounidenses. Para las autoridades de Estados Unidos, la filtración confirma la necesidad de revisar los protocolos de seguridad militar y de reforzar los controles sobre el personal con acceso a información sensible.


