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Benedicto XVI: "Estaréis cerca de mí aunque para el mundo permanezca oculto"

Con una amplia sonrisa, dio varias veces las gracias por las muestras de cariño tras recibir al clero de Roma.

Con una amplia sonrisa, dio varias veces las gracias por las muestras de cariño tras recibir al clero de Roma.
La quiniela de papables

Benedicto XVI llegó hoy al Aula Pablo VI para reunirse con los sacerdotes de la diócesis de Roma, la suya, una cita que estaba ya prevista, pero que adquiere un significado mayor ya que será la última vez que se reúne con ellos antes de renunciar al papado, el próximo 28 de febrero.

Los obispos auxiliares de la diócesis y los centenares de sacerdotes le acogieron con aplausos, vivas al Papa y otras muestras de cariño. El Papa Ratzinger entró apoyándose en un bastón, mientras los aplausos se mezclaban con el canto "Tu sei Petrus" (Tu eres Pedro).

Benedicto XVI respondió con una amplia sonrisa y dando varias veces las gracias por las muestras de cariño.

"He notado siempre vuestra presencia física y aunque me retiro para rezar, se que siempre estaréis cerca de mí, aunque para el mundo permanezca oculto", afirmó el papa ante el cardenal vicario de Roma, Agostino Vallini; los obispos auxiliares y los varios centenares de sacerdotes de la diócesis romana, cuyo titular es él como obispo de Roma.

Con la voz en algunos momentos ronca y aspecto algo cansado, el papa habló ininterrumpidamente durante una hora, en medio del silencio de sus sacerdotes, sabedores que era la última vez que le escuchaban en un discurso dirigido expresamente a ellos.

El papa destacó el ecumenismo, la potenciación del diálogo con las otras iglesias y con las otras religiones, especialmente con la judía, entre los logros del concilio y como un anciano con la cabeza muy lúcida recordó aquellos años y aquel evento, "al que acudimos con entusiasmo, que se veía como un nuevo Pentecostés".

Benedicto XVI dijo al principio de la charla que debido a las condiciones de su edad -casi 86 años- no podía preparar un gran discurso. Sin embargo, durante la hora que habló sin texto por delante mostró una memoria prodigiosa.

El encuentro concluyó con un larguísimo aplauso, que, según señaló el portavoz vaticano, no habría acabado nunca si el propio papa no hubiera dicho, satisfecho por la acogida, "vamos a rezar el Padrenuestro".

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