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Berlusconi se da baños de masas y Bersani sufre su Vía Crucis

Mientras el líder de centroizquierda hace encaje de bolillos para tratar de formar gobierno, Il Cavaliere pide ya nuevas elecciones.

Mientras el líder de centroizquierda hace encaje de bolillos para tratar de formar gobierno, Il Cavaliere pide ya nuevas elecciones.

El pasado viernes, Pierluigi Bersani recibía el encargo de Napolitano de formar Gobierno para Italia, dando comienzo su Vía Crucis particular. Y es que, la tarea no es fácil: tendrá que explorar si puede conseguir una mayoría en el Senado que le posibilite formar gobierno, después de que en las elecciones del 24 y el 25 de febrero la coalición de centroizquierda fuera la más votada y lograra mayoría absoluta en la Cámara de los Diputados, pero no en la Cámara alta.

La prensa italiana baraja las diferentes hipótesis, que ya se han dado en la complicada historia política del país, para que Bersani pueda conseguir la investidura, como la de convencer a algunas fuerzas políticas a que algunos de sus senadores no se presenten a la votación reduciendo así el quórum necesario.

Aunque está hipótesis no gustaría a Napolitano que quiere que Bersani le presente las cuentas bien hechas. El centro izquierda con 119 senadores necesita conseguir los 159-160 (El Senado está compuesto por 315 senadores y 4 vitalicios) que les darían la mayoría necesaria para recibir la investidura en la Cámara Alta.

Bersani podría contar con los 21 de la lista de Mario Monti, si logra convencerles con su programa político, y con los 7 del Partido Popular Sudtirolés (SVP), pero aún le quedarían 20 votos para conseguir la mayoría.

El Movimiento 5 Estrellas de Beppe Grillo con sus 54 senadores ha reiterado en numerosas ocasiones que no colaborarán con ningún partidoPor ello, entrará en juego tanto la Liga Norte (que cuenta con 16 senadores) como el partido de Silvio Berlusconi, Pueblo de la Libertad (PDL), segunda fuerza en el Senado con 110 senadores.

¿La mano tendida de Berlusconi?

Berlusconi ha dejado claro que está dispuesto a apoyar al Gobierno de Bersani, pero ha puesto en la mesa de negociaciones como contrapartida que el próximo presidente de la República, que se tendrá que elegir el 15 de abril, proceda del área del centroderecha.

No obstante, este mismo sábado, Il Cavaliere aprovechó un evento multitudinario con sus seguidores, para elevar la tensión en torno a Bersani. Aunque el acto estaba convocado en contra de la magistratura, acabó siendo un mitin de las exigencias de Berlusconi para la "nueva era" de Italia. Ahora, quiere repetir las elecciones

"¿Estáis preparados para una nueva campaña electoral?", preguntó a los miles de correligionarios que se reunieron en la Plaza del Popolo de Roma, a lo que él mismo contestó: "Yo estoy preparado, y las ganaremos".

Y prosiguió: "Si después del encargo precario que Bersani ha recibido insisten en el intento absurdo de querer gobernar con el apoyo de algunas minorías, que sepan que nuestra oposición será durísima en el Parlamento y en las plazas, en medio de la gente que sufre y que ellos no ven", dijo Berlusconi.

Pidió que, si no se logra constituir gobierno, no se haga "perder tiempo al país y se dé la voz a los italianos en la urnas". "O se forma un gobierno fuerte que implique a todas las fuerzas políticas en estos momentos tan graves para el país, o se va a votar. No hay alternativas", subrayó.
 
Berlusconi comenzó su discurso con sus tradicionales eslóganes contra los "comunistas" y bromeó al asegurar que, de tanto verlos, sufrió una conjuntivitis que le mantuvo una semana en el hospital.
 
También dirigió sus estocadas contra el presidente del Gobierno saliente, Mario Monti, y exaliados como Gianfranco Fini o Pier Ferdinando Casini, así como contra el líder del Movimiento 5 Estrellas, Beppe Grillo, a quien definió como "un dictador de una república bananera".
 
La manifestación fue convocada el pasado 1 de marzo con el único objetivo de criticar a la Justicia italiana, después de que se comunicase a Berlusconi que estaba siendo investigado por corrupción en el caso de la compra de votos en el Parlamento para hacer caer en 2006 al Ejecutivo de su entonces adversario Romano Prodi. Por ello, los asistentes portaban pancartas en las que se leían lemas como "Todos con Silvio" o "A Silvio no se le toca".

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