Un vehículo Renault Twingo y dos farolas en su techo. La insólita imagen la ha hecho pública en las últimas horas la policía de Lelystad, una localidad de Holanda con algo menos de 80.000 habitantes. Agentes del cuerpo han detenido al hombre que conducía el vehículo y que, no se sabe si fruto de la embriaguez que llevaba en el momento de los hechos, decidió robar las dos farolas y atarcar la techo de su vehículo.
La historia es aún más rocambolesca. La policía de esta localidad holandesa recibió inicialmente la denuncia de una gasolinera que decía que un hombre en un coche verde de la marca y modelo anteriormente mencionado había repostado en el establecimiento y se había ido sin pagar. Entonces los agentes se pusieron manos a la obra en su búsqueda. Unas horas después detuvieron al coche, que llevaba atadas al techo las dos farolas, que había decidido robar tras repostar en la gasolinera.
El hombre, en acusado estado de embriaguez, se negó a hacer el test de alcoholemia y no quise explicar a los agentes qué pretendía hacer con los dos objetos robados. Por si fuera poco, el vehículo no estaba asegurado ni había pasado la Inspección Técnica de Vehículos (ITV).