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Rowan Atkinson defiende que se pueda hacer chistes sobre mujeres con burka en Reino Unido

El humorista defiende a Boris Johnson, que comparó a las mujeres con burka con "buzones". "Todas las bromas sobre religión ofenden", dice.

El humorista defiende a Boris Johnson, que comparó a las mujeres con burka con "buzones". "Todas las bromas sobre religión ofenden", dice.
Rowan Atkinson | Cordon Press

El exministro de Exteriores británico, Boris Johnson, se burló en una columna de opinión en el Daily Telegraph de las mujeres con burka, señalando que parecen "atracadores de bancos" o que le "parece absolutamente ridículo que las personas elijan andar como buzones". Pese a ello, el foco de su artículo era defender el derecho a llevarlo frente a la prohibición aprobada en Dinamarca.

En el texto, Johnson dice que el burka es "opresivo" y "ridículo", añadiendo que está "en contra de una prohibición total" ante el riesgo de "convertir a las personas en mártires". "Te arriesgas –continúa– a una represión general contra cualquier símbolo público de afiliación religiosa, y simplemente puedes empeorar el problema".

Como era de esperar, el también exalcalde de Londres se convirtió en trending topic, la tropa pidió su cabeza, el Consejo Musulmán de Gran Bretaña le acusó de "complacer a la extrema derecha" e, incluso, el líder de su partido, el conservador Brandon Lewis, le ha pedido que se disculpe.

En estas, a Johnson le ha salido un apoyo no tan inesperado –ahora diremos por qué–: el del comediante británico Rowan Atkinson, famoso mundialmente por interpretar a Mr. Bean. El actor ha enviado una carta a The Times en la que opina que "el chiste de Boris Johnson" es "bastante bueno". "Todas las bromas sobre religión ofenden, por lo que es inútil disculparse por ellas. Yo sólo me disculpo por un mal chiste. Partiendo de esa base, no se requiere disculpa", agrega.

Decimos que el apoyo de Atkinson no es tan inesperado porque, hace seis años, fue la cara más visible de una campaña que quería derogar una ley que prohíbe desde 1986 el uso de "palabras insultantes" en Reino Unido: "El problema de proscribir los insultos es que cualquier cosa se puede interpretar de ese modo: la crítica, la caricatura, el sarcasmo. Incluso mantener una opinión distinta a la ortodoxa se puede considerar un insulto".

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