Una de las grandes paradojas de los separatistas, que nunca se expondrá suficientemente en el exterior, es la de presentarse como oprimidos cuando han estado en el poder en Cataluña durante décadas.
Junto con su semejante Zapatero, Sánchez no se conforma con ser una maldición para España, también quiere serlo para la democracia venezolana. Cuánta infamia.