La situación ya no tiene vuelta atrás. Rusia ha reconocido como países independientes a los dos oblast o provincias ucranianas de Donetsk y Lugansk, un área conocida como el Donbás, que se encuentra en manos de rebeldes prorrusos apoyados por Moscú desde 2014. Así se lo adelantó Vladimir Putin en la tarde de este lunes a los mandatarios de Alemania y Francia, Olaf Scholz y Emmanuel Macron, respectivamente.
El anuncio se hizo público en unas horas después a través de un mensaje televisado del mandatario ruso y ex agente del KGB, que dinamita de este modo cualquier posibilidad de que la crisis abierta entre Ucrania, la OTAN y Rusia pueda terminar de resolverse por la vía diplomática. Esta decisión también acerca la posibilidad de una intervención militar en el Este de Ucrania, que lleva preparándose la última semana a través de ataques de falsa bandera y refugiados fingidos.
En esta nueva situación sería más fácil para Putin argumentar que entra en territorio ucraniano –pese a reconocer esa independencia ambas regiones continúan siendo parte de Ucrania para la legislación internacional– para defender a dos países independientes que se defienden de la agresión bélica del Gobierno de Kiev y rompe con la realidad, que invade un país soberano para terminar quedándose con parte de su territorio.
Además, el Gobierno de Rusia cuenta con el marco legal adecuado para realizar esta posible invasión de territorio ucraniano. En 2014, el Parlamento aprobó una doctrina que permitía al Kremlin intervenir militarmente allí donde hubiese una minoría rusa en peligro. La misma fue utilizada para la anexión unilateral de la provincia ucraniana de Crimea. Los ucranianos de ascendencia rusa son mayoría entre la población tanto de Donetsk como de Lugansk.
Una vez reconocida la independencia de estos dos países toca esperar cómo van a reaccionar Estados Unidos, la OTAN y la Unión Europea. Tanto el Gobierno de Washington como las dos organizaciones supranacionales llevan varias semanas advirtiendo a Rusia que una decisión de este tipo traería consigo la imposición de sanciones económicas. Lo que está por ver es de qué tipo serán.