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Schroeder, el apestado de la "nueva era" en Alemania

Su íntima amistad con Putin, sus vínculos con Rusia y sus decisiones como canciller han convertido a Schröder en un personaje incómodo.

Su íntima amistad con Putin, sus vínculos con Rusia y sus decisiones como canciller han convertido a Schröder en un personaje incómodo.
Schröder brinda con Putin y el expresidente ucraniano Kutschma en 2002 | Cordon Press

El pasado domingo el canciller alemán, el socialdemócrata Olaf Scholz, habló de un "cambio de era" en Alemania con el anuncio de envío de armas a Ucrania, el compromiso de rearmar el país ante futuras amenazas y también cambios en la política energética, centrada en los últimos años en las tecnologías verdes y con una altísima dependencia del gas ruso.

En esa "nueva era" el excanciller alemán Gerhard Schroeder se ha convertido en el símbolo de los errores que el país ha cometido hasta aquí y en el blanco de las críticas políticas y mediáticas, con el que fuera su partido a la cabeza. El SPD trata de cortar lazos con el ex mandatario, cuya íntima amistad con Vladimir Putin desde su etapa en el gobierno es bien conocida y que hace sólo unos días proyectaba su entrada en el consejo de Gazprom. Ahora, los medios se lamentan por lo que sigue cobrando del erario público pese a sus negocios privados, la CDU habla de "bochorno" y los socialistas reniegan de él.

Schroeder, que presidió el país entre 1998 y 2005, es en la actualidad presidente del comité de accionistas de Nord Stream y del consejo de administración de Nord Stream 2, miembro del consejo de vigilancia del consorcio energético ruso Rosneft y aspira a formar parte del consejo de vigilancia de Gazprom en junio. Al mismo tiempo, como destacaba este martes el Hannoverische Allgemeine Zeitung, cobra 7.062 euros mensualmente de las arcas públicas como excanciller. Además, la oficina de representación personal de que disfruta con trabajadores públicos a su servicio cuesta 407.000 euros al año. Al mismo tiempo, el diario estima que por su cargo en Rosneft recibe 600.000 euros al año, mientras que de Nord Stream recibe 250.000 euros anuales. Su fortuna ascendería a 20 millones de euros.

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La prensa germana recuerda estos días cómo es íntimo amigo de Putin desde su etapa en el poder y cómo continúan en estrecho contacto: en los últimos años Putin se han intercambiado invitaciones a cumpleaños y fiestas, tanto en Alemania como en Rusia. Causó una enorme polémica la gran fiesta que le preparó el ruso en San Petersburgo al cumplir 70 años.

Abandonado por los suyos

Los medios también comentan sus declaraciones más recientes defendiendo a Rusia y minimizando la posibilidad de una invasión hasta hace muy poco. Indignó que se refiriera a lo que estaba ocurriendo como un "ruido de sables" lanzado desde Ucrania y que justificara los movimientos de tropas rusas en la frontera como reacción a las actividades de la OTAN en el Báltico. Incluso criticó al nuevo ministro de Exteriores alemán por haber pasado por Kiev en su camino hacia Moscú para reunirse con su homólogo ruso. "Quizás debería haberse evitado" pero "cada cual tiene su estilo", dijo.

La oposición lleva semanas hablando de "vergüenza" por declaraciones como estas y tras la invasión rusa las críticas se han multiplicado. También su propio equipo le ha abandonado: según el Hannoverische Allgemeine Zeitung, cuatro de sus colaboradores, entre ellos el jefe de su oficina, Albrecht Funk, dejaron sus cargos por su ambigüedad con Rusia. El mismo diario señala que Funk le habría pedido que renunciara a su futuro cargo en Gazprom.

El padre del Nord Stream

La polémica actual se entiende mejor recordando el papel esencial que ha tenido Schroeder en la deriva de la política energética alemana primero como canciller y luego como lobbista. Desde el poder, el socialdemócrata fue clave para el nacimiento del Nord Stream 2, el nuevo gasoducto para llevar gas ruso hasta el país que Scholz ha decidido ahora paralizar cuando sólo faltaba un paso para su puesta en marcha y tras una inversión de 11.000 millones de dólares de un consorcio controlado al 50% por la rusa Gazprom.

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Schroeder respaldó como canciller primero la construcción del Nord Stream 1, el gasoducto que permitiría recibir gas ruso a través del Báltico sin atravesar Ucrania y luego el Nord Stream 2, construido en paralelo y cuya puesta en marcha supondría doblar la capacidad de importación. En 2005, asistió a la firma junto a Putin del acuerdo entre Gazprom y las alemanas Wintershall y E.ON. Ese mismo año perdió las elecciones frente a Merkel y sólo un mes más tarde, en diciembre, se incorporó como consejero del consorcio al frente del Nord Stream, algo que en su día le costó duras críticas de la oposición, aunque su partido decidió defenderlo en su paso a la "esfera privada".

Contra las nucleares

Mientras las obras suscitaban rechazo en Polonia, Finlandia o Estados Unidos por el aumento de la dependencia energética de Rusia, la sucesora de Schroeder, Angela Merkel, decidió seguir adelante.

En paralelo, Schroeder también fue el "padre" de la decisión alemana de prescindir de la energía nuclear con la firma de la Atomgesetz en 2000 que apostaba por reducir la vida útil de las centrales nucleares a 32 años y no abrir ninguna más. Aunque Merkel en un primer momento apostó por volver a prolongar su vida útil, tras el terremoto de Fukushima y las presiones verdes decidió dar marcha atrás: ahora, sólo hay tres centrales nucleares en marcha en Alemania y está previsto que se cierren a finales de este mismo año.

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