Hace una semana, el presidente ucraniano Volodimir Zelenski se dirigió al Bundestag alemán, donde evocó al Muro y la Segunda Guerra Mundial y abochornó a los diputados recordando los vínculos económicos con Rusia forjados durante años. Zelenski habló de las consecuencias de la guerra en su país para avisar al Bundestag de que el dinero alemán estaba financiando en parte al régimen de Putin y pedir que el país cortara definitivamente los lazos con El Kremlin.
Tras el discurso hubo una ovación cerrada pero la respuesta no ha llegado oficialmente hasta hoy, con la comparecencia del canciller socialdemócrata Olaf Scholz para detallar en qué consiste el cambio de rumbo de la política alemana anunciado hace un mes y que ha incluido varios mensajes sobre qué está dispuesto a hacer el Gobierno alemán por Ucrania, y qué no.
- No dejarán de comprar petróleo y gas a Rusia: Scholz ha confirmado que Alemania hará caso omiso de la petición de Zelenski porque hacerlo supondría hundir al país "en una recesión". Sí ha hablado de endurecer las medidas pero dejando claro que vetar el petróleo y el gas ruso no es una decisión que se pueda adoptar de un día para otro sin graves consecuencias para el país. La intención de su gobierno, ha indicado, es reducir paulatinamente la dependencia de los recursos rusos, potenciando las renovables y apostando por el Gas Natural Licuado utilizando las instalaciones de Europa occidental y acelerando la construcción de instalaciones propias en los puertos alemanes. A esa estrategia respondería el reciente viaje del ministro de Economía a Oriente Medio y los primeros acuerdos para futuras compras. Alemania tiene que ser "independiente del petróleo y del gas ruso", ha dicho el canciller insistiendo en que un veto ahora, sin alternativas a la vista, no se contempla: "Las sanciones no deberían golpear más a los estados europeos que a Rusia".
- No a la misión de paz de la OTAN: Scholz ha descartado de forma tajante una intervención de la OTAN más allá del envío de ayuda militar. El canciller ha rechazado expresamente la posibilidad de enviar una misión de paz a Ucrania como ha sugerido Polonia porque "no debe producirse una confrontación directa" entre la alianza y Rusia. Sus palabras llegaban el mismo día en que el portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, avisara de que enviar una misión de paz sería una decisión "temeraria y extremadamente peligrosa" que podría traer "consecuencias difíciles de reparar".
- No a cerrar el espacio aéreo: en la misma línea de evitar una "confrontación directa" con Putin, Scholz ha rechazado un cierre del espacio aéreo, la petición más insistente de Zelenski en el Bundestag y el resto de parlamentos donde está tomando la palabra. El canciller ha asegurado que "la OTAN no será parte de la guerra" y, dirigiéndose a los alemanes, se ha referido a los "cientos de cartas y correos" que dice recibir a diario de ciudadanos preguntándose sobre si "habrá guerra en nuestro país". Scholz lo ha negado.
El apoyo a Ucrania seguirá consistiendo en sanciones que, ha prometido, se endurecerán, en el respaldo de los refugiados que en número creciente están llegando a suelo alemán y a los prometidos envíos de armas.