En plena campaña a favor de la prohibición del castigo físico a los menores, el ministro británico de Educación, Nadhim Zahawi, ha defendido el derecho de los padres a decidir si abofetean o no a sus hijos como forma de disciplina. Tanto Escocia como Gales ya han legislado al respecto y ahora la comisaria de Infancia presiona al Ejecutivo para que Inglaterra siga sus pasos.
"Estoy en contra de cualquier violencia contra los niños. Como los niños son más vulnerables que los adultos, necesitamos asegurar que sus derechos se defienden -ha asegurado Rachel Souza, nombrada por el Gobierno, pero independiente a la hora de desarrollar su labor-. Ciertamente admiro a Escocia y Gales por esto. Es algo que creo que deberíamos considerar".
El ministro de Educación, sin embargo, asegura que el Ejecutivo debe confiar en los padres a la hora de elegir cómo castigan a sus hijos en lugar de decidir por ellos y ha hecho especial hincapié en la "gran diferencia" que existe entre el abuso a los niños, sobre lo que, según defiende, hay "una fuerte legislación", y "una ligera palmada en el brazo del niño por parte de un padre".
En este sentido, Zahawi asegura que él nunca ha pegado a su hija de 9 años, pero que su mujer, en alguna ocasión, ha tenido que dar "una palma leve" a la niña "si ha sido muy traviesa y se ha portado mal".
Más de 60 países ya han aprobado una legislación en contra del castigo físico a los menores, al prohibir que un niño pueda ser sacudido, reciba una bofetada o se le pegue. Souza seguirá haciendo campaña por conseguir que esto sea una realidad en Inglaterra, pero también, según ha dicho, en Irlanda del Norte.