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Rusia reanuda los bombardeos a la acería Azovstal, reducto de la resistencia ucraniana en Mariúpol

Nuevo cambio de estrategia de Putin, que el pasado jueves había decidido no llevar a cabo el asalto final a la acería.

Nuevo cambio de estrategia de Putin, que el pasado jueves había decidido no llevar a cabo el asalto final a la acería.
Un dron muestra una gran columna de humo durante los ataques aéreos en Mariúpol. | EFE

El Gobierno ucraniano ha anunciado el comienzo de una nueva ofensiva rusa contra la acería de Azovstal, uno de los últimos bastiones defensivos de la asediada ciudad de Mariúpol, próxima al puerto de la localidad que ya está bajo control ruso, según el Kremlin. "El enemigo está intentando acabar con la última resistencia de la ciudad", ha declarado el asesor presidencial Oleksei Arestovich en un mensaje de vídeo recogido por la agencia ucraniana UNN.

A punto de cumplirse dos meses del inicio de la invasión de Ucrania, Vladimir Putin parece dispuesto a aplastar de una vez por todas el último foco de resistencia en Mariúpol: la acería de Azovstal. Allí se refugian unos mil civiles que se están quedando sin alimentos, agua y medicinas, pero no pueden abandonar las instalaciones porque "Rusia lo bloquea todo".

Hasta la reanudación de los bombardeos de hoy, la situación estaba estancada. El Kremlín había decidido cambiar de estrategia y no llevar a cabo el asalto final a la acería. El pasado jueves, Vladimir Putin decidió parar la ofensiva y dio por tomada la ciudad. Felicitó públicamente al general que se puso al mando de la misma hace sólo unos días y ordenó que no se hiciese ningún esfuerzo extra para hacerse con Azovstal.

Según los analistas este cambio de estrategia trataba de evitar un elevado número de pérdidas entre sus efectivos. Por lo tanto, bloquearían los accesos a la instalación y dejarían a los resistentes en su interior de forma indefinida, sin poner en peligro sus tropas, ni gastar munición o erosionar su cadena logística, como señalaba Javier Arias Borque en Libertad Digital.

Esto abría, según el análisis de Arias Borque en LD, dos escenarios: "El primero, que los resistentes ucranianos se rindan cuando no puedan aguantar más la falta de agua y alimentos. El segundo, que mueran directamente por inanición en el interior del complejo".

No obstante, y como también se había previsto, Vladimir Putin ha cambiado de opinión una vez más y ha reanudado los bombardeos contra la acería de la estratégica ciudad portuaria.

Fracasa el corredor humanitario

El teniente de alcalde de Mariúpol, Petr Andriushchenko, ha confirmado que los planes para evacuar a parte de la población este sábado han quedado suspendidos ante el peligro de nuevos enfrentamientos. "Íbamos a evacuar a unos 200 residentes pero el Ejército ruso se acercó a ellos y les ordenó que se dispersaran porque iba a haber bombardeos", ha explicado en declaraciones a la agencia UNIAN.

La ciudad lleva asediada prácticamente desde el principio de la invasión, el 24 de febrero, y las autoridades de Kiev denuncian que al menos 20.000 personas han muerto desde entonces, de las cuales la mitad han sido enterradas en fosas comunes. Unos 120.000 civiles permanecen en la ciudad sitiada, de acuerdo con las estimaciones del Gobierno de Ucrania.

La ciudad es considerada estratégica para los planes rusos de dominar el sur de Ucrania: la culminación del corredor Crimea-Rusia y la derrota del batallón Azov podrían venderse a los rusos como una victoria, pese a la desastrosa invasión.

Mariúpol pasará a la historia por la heroica resistencia de sus ciudadanos frente a los rusos, resistencia ahora reducida a los que luchan en la acería de Azovstal.

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