Finlandia acelera el paso para entrar en la OTAN. Su presidente, Sauli Niinisto, ha fijado el 14 de mayo como la fecha límite para declarar su posición oficial de cara a la incorporación de su país a la Alianza Atlántica, y todo apunta a que dará un paso hacia delante. Eso sí, condiciona su decisión a lo que haga Suecia. La unión hace la fuerza y quieren hacer esto juntos.
Ambos países se encuentran en una situación muy similar, como socios estrechos de la organización. También son las únicas naciones nórdicas no alineadas militarmente, y comparten el temor ante la permanente amenaza rusa. La invasión de Ucrania, ordenada por Vladimir Putin el 24 de febrero, ha puesto a Estocolmo y Helsinki de nuevo en la diana.
Medios locales aseguran que el Gobierno finlandés está decidido a solicitar su ingreso en la OTAN y que lo hará público a mediados de mayo, a pesar de las continuas advertencias del Kremlin. En algún momento, tendrá que hacerle frente a su país vecino y asumir las consecuencias. Por eso, lleva décadas preparándose para cuando llegue un eventual ataque ruso.
Finlandia ha construido una auténtica red de refugios antiaéreos preparados para albergar al 80% de su población. Desde que acabara la Segunda Guerra Mundial, en 1945, se calcula que ha levantado cerca de 54.000 búnkeres bajo los núcleos urbanos más importantes, en los que cabrían 4,4 millones de personas.
Por otra parte, sus ciudadanos cuentan con formación militar de calidad. Su Constitución recoge que todos los finlandeses están obligados a participar en la defensa nacional. De manera que mantiene el Servicio Militar Obligatorio para los varones. Las mujeres pueden solicitar su realización de forma voluntaria. Esto le hace estar "preparada para defender su territorio por sí sola", reza en la web del Ministerio de Defensa.
Merihaka, una ciudad bajo tierra
Helsinki alberga un impresionante búnker subterráneo excavado a 25 metros de profundidad. El refugio civil de Merihaka fue inaugurado en 2003 y tiene una extensión de 14.750 metros cuadrados. Es una pequeña ciudad bajo tierra, con capacidad para 6.000 personas.
En la actualidad, hace las veces de parking y tiene en funcionamiento un centro deportivo con cafetería, gimnasio, varias pistas de ‘floorball’ (similar al hockey) y un parque infantil. Según el Ministerio del Interior finlandés, en el caso de que fueran atacados, en tan sólo 72 horas el refugio podría ser acondicionado para proteger a la población civil. Así lo exige la legislación finlandesa.
Kimmo Kohvakka, director general de los servicios de rescate, ha explicado -en declaraciones a EFE- que se trata de "un refugio de última generación". Está preparado para los ataques químicos y biológicos. Cuenta con sistemas de filtrado para partículas radiactivas y sustancias nocivas, lo que lo convierte -dice- en un lugar "muy, muy seguro". "Puede contener el impacto de armas convencionales e incluso, hasta cierto punto, nucleares", sentencia.
Rusia, la amenaza permanente
Finlandia comparte 1.340 kilómetros de frontera con Rusia. Y no podemos olvidar los conflictos armados que mantuvieron los dos países durante la Segunda Guerra Mundial. Esta es "una de las principales causas" de su visión sobre la capacidad de defensa, explica Kohvakka. Han de estar preparados para resistir cualquier amenaza.
La rusa siempre ha estado presente, pero con la invasión de Ucrania lo está aún más si cabe. "Ciertamente ha habido un aumento de la preocupación, es obvio que la población finlandesa ha reaccionado a la situación", reconoce. No obstante -asegura- "estamos preparados para cualquier cosa".
Así de contundente se muestra el director general de los servicios de rescate, dependiente del Ministerio del Interior. No es para menos. Mientras en la mayoría de países europeos el Servicio Militar Obligatorio no es más que un vago recuerdo, en Finlandia la formación militar forma parte de su cultura y casi de su carácter.
Así que Finlandia no sólo puede presumir de su extensa red de refugios, también de tener 900.000 reservistas listos para unirse al ejército, si es necesario. Hablamos de más de un tercio de la población masculina adulta que ha recibido instrucción militar y que -tras la realización del servicio obligatorio- ha pasado a la reserva, donde sigue recibiendo actualizaciones.
Refugios obligatorios, por ley
La legislación finlandesa obliga a construir un búnker en cada nuevo edificio o complejo residencial, así como en oficinas con plantas superiores a 1.200 metros cuadrados. Así han logrado tener una gran red de refugios subterráneos y -en consecuencia- al 80% potencialmente protegida ante un ataque, de Rusia o de cualquier otra nación.
Sólo Helsinki, que tiene una población de 650.000 habitantes, podría albergar hasta 900.000 personas en sus 5.500 búnkeres. La mayoría de ellos son de titularidad privada y a día de hoy se dedican a otros menesteres (aparcamientos, almacenes o instalaciones recreativas). Pero si la guerra llama a su puerta, los finlandeses saben exactamente lo que deben hacer.
Reservas estratégicas de suministros
Finlandia ha aprendido de sus errores. Después de haber sufrido la invasión soviética de 1939, sabe de la importancia de contar con suministros disponibles para afrontar un conflicto armado o cualquier otra eventualidad, bien sea una catástrofe natural o una nueva pandemia.
El país tiene reservas estratégicas para sobrevivir varios meses. Incluyen productos considerados esenciales, como el combustible o los medicamentos, además de cereales, semillas o alimentos no perecederos, que almacenan sus fabricantes a la espera de recibir instrucciones por parte de las autoridades del país.
Por supuesto, el plan incluye la protección de las infraestructuras críticas, como la red eléctrica, el agua potable y las conexiones de telecomunicaciones. Los finlandeses lo tienen todo pensado. Jueguen la baza de la OTAN o no, lo que es seguro es que Putin no les pillará desprevenidos.