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El caso Pincher: el escándalo de los abusos sexuales que ha acabado con Boris Johnson

Ni las fiestas salvajes durante la pandemia, ni la moción de censura: el premier cae por ocultar los "tocamientos inapropiados" de Chris Pellizcos.

Ni las fiestas salvajes durante la pandemia, ni la moción de censura: el premier cae por ocultar los "tocamientos inapropiados" de Chris Pellizcos.
Christopher Pincher, con corbata naranja, sale de Downing Street. | Europa Press

El primer ministro de Reino Unido, Boris Johnson, ha aceptado dimitir después de ver cómo más de cincuenta miembros del Gobierno británico han renunciado en apenas 48 horas, dejando al premier en una situación insostenible. El detonante de la crisis ha sido el caso Pincher, un escándalo de abusos sexuales en el seno del partido torie.

El pasado jueves, 30 de junio, Chris Pincher presentó su dimisión como responsable de disciplina parlamentaria de los tories después de que dos hombres le acusasen de "tocamientos inapropiados" en el Club Carlton, un local privado del partido que antiguamente fue sede de los conservadores. Según confesó el propio Pincher en una carta dirigida a Johnson, estaba completamente ebrio.

"Querido primer ministro. La pasada noche bebí de un modo excesivo. Me avergoncé a mí mismo y a otras personas, y eso es lo último que deseo hacer. Le pido disculpas a usted y a todos los implicados".

El caso se saldó con la suspensión de su afiliación del partido conservador. A día de hoy mantiene su acta como diputado independiente y se enfrenta a una investigación por parte del Parlamento. Todo parecía controlado hasta que el pasado fin de semana aparecieron más acusaciones por parte de otros hombres que denunciaron a Pincher por "conducta sexual inapropiada" con casos que se remontan a hace una década.

Downing Street negó tener cualquier conocimiento sobre los abusos, pero la versión oficial se vino abajo tras desvelarse que Johnson tenía "constancia" de aquella conducta, que incluso fue informado personalmente del inicio y del resultado de las investigaciones llevadas a cabo en el verano de 2019 y que llegó a bromear sobre ello refiriéndose a su colega como "Pincher by name, pincher by nature" (Pellizcador de nombre, pellizcador por naturaleza), según desveló en Twitter el exasesor e ideólogo del Brexit, Dominic Cummings.

Aquello fue la gota que colmó el vaso y comenzó el chorreo de dimisiones, empezando por los ministros de Economía, Sanidad y de Infancia. Johnson, contra las cuerdas, intentó controlar la crisis con nuevos nombramientos e incluso pidió perdón públicamente en un movimiento desesperado para mantener el sillón. No fue suficiente.

En cuestión de horas, más de 50 dimisiones de miembros del Ejecutivo se acumulaban sobre la mesa del premier, que finalmente, forzado por las presiones de su propio grupo, ha anunciado que dimite, aunque permanecerá como primer ministro hasta otoño, cuando el congreso conservador previsto para octubre designe a su sucesor, según ha informado la cadena de televisión británica BBC.

La renuncia en diferido de Johnson llega un mes después de que superase una moción de censura por el llamado partygate, el escándalo de las fiestas celebradas en Downing Street durante la pandemia mientras el resto de la población se encontraba confinada para evitar los contagios. Los propios asistentes han relatado lo salvaje de aquellas fiestas, en las que "se derramó demasiado vino". Johnson superó el órdago lanzado por sus propios compañeros de partido, pero quedó tocado, con más de un 41% de sus diputados en contra.

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