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Siguen los crímenes de guerra rusos: castran con un cúter a un militar ucraniano capturado

Ucranianos han usado un software de reconocimiento facial para identificar al autor, cuyos datos personales corren por las redes sociales.

Ucranianos han usado un software de reconocimiento facial para identificar al autor, cuyos datos personales corren por las redes sociales.
Imágenes de los destrozos materiales en la guerra de Ucrania | Cordon Press

La sombra de los crímenes de guerra persigue al Ejército de Rusia desde hace tiempo. No ha habido conflicto bélico en el que haya participado en las últimas décadas en el que no hayan sido acusados de exceder los límites de lo tolerable. Pasó en las guerras de Chechenia, en la intervención armada en Georgia en apoyo de los separatistas abjasios y surosetios e, incluso, en su reciente participación en Siria en apoyo del dictador Bashar Al Asad.

Las investigaciones que se han llevado a cabo en la Corte Penal Internacional (CPI) sobre estas acusaciones hicieron que Vladimir Putin ordenara en noviembre de 2016 revocar la firma del Tratado de Roma, para que ningún ciudadano ruso pueda ser juzgado por crímenes de guerra o genocidio en el Tribunal de La Haya. Sólo una resolución al respecto del Consejo de Seguridad de la ONU podría conseguirlo, pero Rusia es miembro permanente del mismo y tiene derecho de veto.

La invasión de Ucrania no está siendo una excepción. Tras el repliegue ruso de las ciudades del arco metropolitano de Kiev se pudieron ver imágenes aterradoras de la masacre de cientos de civiles. En Bucha, por ejemplo, se encontraron a cientos de civiles ejecutados de forma extrajudicial tirados sobre el asfalto, las aceras o en fosas comunes. Incluso decenas de cuerpos semidesnudos, con las manos atadas a la espalda y disparos en la cabeza, amontonados en el interior de un contenedor.

En las últimas horas un nuevo vídeo ha puesto de manifiesto los excesos de los efectivos rusos en Ucrania. En la grabación, que tiene un extensión de un minuto y medio, se puede ver cómo un contratista de Wagner, la empresa de mercenarios que está en territorio ucraniano en apoyo del Ejército regular ruso, castra utilizando un cúter a un soldado regular ucraniano al que han capturado, tras lo que muestra los genitales del militar como si fuera un trofeo y los lanza al suelo.

En una segunda grabación, se puede apreciar como tras maltratar al soldado, le atan de pies y manos para torturarlo un poco más en sus últimos segundos de vida, justo antes de ejecutarlo con un tiro en la cabeza. Posteriormente utilizan las cuerdas para arrastrar su cadáver y tirarlo en una zanja del complejo industrial de Lugansk donde tuvieron lugar los hechos.

El Gobierno ucraniano ha condenado con rotundidad estos hechos. Myjailo Podolyak, uno de los miembros del Gabinete de la Presidencia de Volodimir Zelenski y quien fuera miembro de la comisión ucraniana que negoció el fin de la invasión militar con Rusia en territorio de Bielorrusia, ha acusado a los rusos de comportarse como caníbales, en un mensaje en redes sociales que ha sido redifundido poco después por Anton Gerashchenko, ministro de Exteriores.

"Los propagandistas de la Federación de Rusia han mostrado encantados cómo un grupo de ruso-tiranos mutilaba a un prisionero. El mundo tiene que darse cuenta: Rusia es un país de caníbales que disfrutan de la tortura y el asesinato. Pero la niebla de la guerra no ayudará a que los verdugos eviten el castigo. Los identificaremos y llegaremos hasta ellos", ha dicho en Twitter.

Centenares de ucranianos han mostrado su enfado ante semejante brutalidad en las últimas horas y han utilizado los extractos del vídeo de la mutilación para, utilizando software de reconocimiento facial, y gracias también al característico sombrero que lleva el mutilador, tratar de identificar a este mercenario de Wagner. Siguiendo esta técnica, han conseguido mostrar imágenes suyas protagonizando vídeos propagandísticas de los medios de comunicación rusos.

También han hecho públicos su nombre y apellidos completos, su fecha de nacimiento, su lugar de procedencia, su número de teléfono personal, su correo electrónico, su número de pasaporte y de DNI ruso, su número de la Seguridad Social rusa, su número de identificación dentro de Wagner, además de su dirección familiar en Elistá, la capital de la república de Kalmukia, donde reside.

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