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El rearme alemán se atasca: falta de munición y retrasos con el F-35

Uno de los anuncios estrella de Scholz, la modernización de la Bundeswehr, está tardando en hacerse realidad.

Uno de los anuncios estrella de Scholz, la modernización de la Bundeswehr, está tardando en hacerse realidad.
Un caza F-35 | Europa Press

El anunciado plan para "rearmar" el Ejército alemán enmarcado en el "cambio de era" tras la invasión de Ucrania no acaba de llegar. Tras años de apenas gasto, el canciller Olaf Scholz anunció el pasado mes de marzo un paquete de 100.000 millones de euros para modernizar al Ejército pero según reconoció esta semana el Ejecutivo, este año no se alcanzará el objetivo de gastar en Defensa el 2% del PIB, el compromiso que en su día alcanzaron los socios de la OTAN.

El portavoz del Ejecutivo, Steffen Hebestreit, admitió este lunes que "probablemente" no se alcanzaría ese porcentaje aunque afirmó que sí lo harán en 2023 y en el resto de la legislatura. Mientras, el estado de la Bundeswehr y las promesas incumplidas del Ministerio de Defensa están alimentando nuevas críticas al Ejecutivo y otra crisis en el gobierno de coalición.

Hace unos días, varios medios revelaron los problemas del Ejército para hacerse con munición, una situación común a otros países europeos ante la cesión de armamento a Ucrania y la subida de la demanda a los fabricantes, pero que en Alemania se suma a problemas como falta de mantenimiento de los equipos y armamento obsoleto por la falta de inversiones.

La escasez llevó a una reunión con la industria en el Ministerio de Defensa tras un cruce de declaraciones con la patronal. Desde el sector, atribuyen la situación actual a la ausencia de compras en los años de recortes, lo que haría que Alemania esté "la última de la fila" a la hora de recibir pedidos.

A esa "dramática" escasez -estiman que el Ejército alemán tendría munición para dos días- se suman los posibles retrasos en la anunciada compra de 35 cazas F-35 para sustituir a los obsoletos Tornado Panavia, en servicio desde los ochenta y que el país tiene previsto dejar de utilizar entre 2025 y 2030. Los nuevos F-35, de fabricación estadounidense, permiten transportar armas nucleares y son considerados los aviones de combate más modernos del mundo. Pero la compra estrella del gran paquete para modernizar el Ejército podría tardar en llegar más de lo previsto.

El Ejecutivo calculaba que la renovación de los cazas supondría una inversión de casi 10.000 millones pero un informe difundido por la televisión pública ARD avisa de que podrían producirse retrasos y sobrecostes. La principal razón es que su destino, el aeropuerto militar de Büchel, tiene que ser adaptado para acoger estos aviones. En principio, la reforma debería estar lista en 2026, cuando llegarían los primeros aparatos, pero según documentos internos citados por la agencia AFP el Ejecutivo dice que los plazos son demasiado ambiciosos. También se apuntan problemas añadidos, como retrasos en los permisos de operación de vuelo o riesgos financieros asociados al cambio euro-dólar y a la inflación.

Las informaciones publicadas han servido para que la oposición esté atacando duramente al Gobierno y en particular a la ministra de Defensa, la socialdemócrata Christine Lambrecht, por hacer grandes anuncios antes de tiempo, y también para desatar nuevas tensiones entre los socios del Ejecutivo.

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