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¿Qué motivó las sospechas de la policía portuguesa sobre los padres de Madeleine McCann?

Kate y Gerry estuvieron en el punto de mira desde el principio y se convirtieron en argüidos cuatro meses después de la desaparición de la menor.

Kate y Gerry estuvieron en el punto de mira desde el principio y se convirtieron en argüidos cuatro meses después de la desaparición de la menor.
Gerry y Kate McCann, en una imagen de archivo (2012). | EFE

Madeleine McCann desapareció el 3 de mayo de 2007. La pequeña británica, que estaba a punto de cumplir cuatro años, veraneaba con su familia en el tranquilo pueblo de Praia da Luz, en el Algarve portugués. Sus padres habían alquilado el apartamento 5A del complejo turístico Ocean Club, donde se encontraba la noche los hechos.

El matrimonio estuvo en el punto de mira de la policía lusa desde el principio. No sólo porque estadísticamente es muy probable que el culpable de la desaparición de un menor pertenezca al entorno cercano, sino porque los investigadores ya les habían catalogado como malos padres y no confiaban en ellos.

Cuando se llevaron a Maddie, la niña dormía junto con sus hermanos mellizos —Sean y Amelie— en el apartamento. Sus padres les habían dejado solos mientras disfrutaban de una cena con amigos en un restaurante cercano. Así lo habían hecho varias noches —tanto ellos como el resto de parejas del grupo que tenía niños— y no había pasado nada.

Según contaron, se rotaban para hacer rondas de vigilancia cada 20-30 minutos y así comprobar que los pequeños (un total de ocho) estaban bien. Kate McCann explicó en su libro que —además— cada noche pedían que les reservaran la misma mesa: desde la que mejor se veían los apartamentos. Algo que ahora lamentan porque pudo ser lo que motivó que su captor fuese a por ella, asegura el New York Post.

Su marido —Gerry— declaró que el restaurante Tapas estaba tan cerca que no le pareció "diferente a cenar en el jardín de casa". Pero al entonces inspector jefe de la Policía Judicial portuguesa, Gonzalo Amaral, no le cuadraba nada de lo que le decían. Ni ellos ni sus amigos. Vio en sus versiones una especie de complot o conspiración para encubrir la posible muerte accidental de la niña británica.

Esto hubiera sido muy difícil de mantener en el tiempo. Aún así fue apoyado por periódicos y televisiones que contribuyeron a crear una terrible imagen del matrimonio McCann en la opinión pública, que pasó de compadecerlos a condenarlos. Algunos de esos medios han denunciado en un documental de Netflix que la policía portuguesa les filtraba convenientemente información sobre el caso que ahora saben que es falsa.

El objetivo de esas filtraciones no era otro que el de generar en sus lectores/audiencia la sensación de que los padres de Maddie eran culpables de su muerte y quien sabe si lograr que el matrimonio se derrumbara y terminara confesando. De hecho, llegaron a ofrecerles un acuerdo a cambio de reconocer que la pequeña había fallecido accidentalmente y ellos habían ocultado su cuerpo.

Cuando la policía lusa comunicó que estaban "investigando la posibilidad de que esté muerta" en realidad lo daban por hecho y sus pesquisas iban dirigidas a demostrar que los responsables eran Kate y Gerry, a los que Amaral veía como unos farsantes. Pero sus hipótesis eran pura especulación. Estaban basadas en unos restos de sangre que detectaron los perros rastreadores, que nunca pudieron demostrar que fueran de Madeleine.

¿Qué pruebas tenían contra ellos?

Amaral pensaba que el sistema de vigilancia que el grupo de turistas decía tener para controlar a los niños era un invento y que los presentes en la cena habían elaborado juntos una versión de los hechos que mantendrían en sus declaraciones ante la policía. Un "pacto de silencio", publicaron algunos tabloides inducidos por sus fuentes policiales. Tal era la desconfianza de los investigadores portugueses que examinaron los coches de todos ellos. Una decena de vehículos del entorno de los McCann.

Los perros rastreadores detectaron sangre en el apartamento 5A del Ocean Club Resort y en el coche que los McCann alquilaron tras la desaparición de la niña. Según su portavoz, 25 días después. Así que la policía portuguesa creía que Maddie murió de forma accidental aquella noche, que sus padres —con la complicidad de sus amigos— ocultaron el cadáver en algún sitio (posiblemente un congelador) y que después lo trasladaron en ese vehículo hasta el lugar donde se supone que días más tarde lo dejaron.

Se especuló con la posibilidad de que el matrimonio hubiera administrado a los niños algún medicamento para que se mantuvieran dormidos y con Maddie se les hubiera ido la mano. Sin ir más lejos, Amaral deja caer en el mencionado documental de Netflix que le resultó "extraño" que los mellizos no se despertaran la noche que desapareció su hermana, a pesar del alboroto y el constante trasiego de gente.

La mayoría de estas afirmaciones ya aparecen en el libro que el exinspector publica en el 2008 y que habría mantenido hasta la grabación de la entrevista para la serie La desaparición de Madeleine McCann que se estrenó en 2019. Todo a pesar de que el informe definitivo de los análisis de ADN —de las tres muestras tomadas donde los perros marcaron que podía haber sangre— rechazaba la posibilidad de que los fluidos pudiesen ser de la menor desaparecida.

La cruzada de Amaral

El que fuera jefe de la Policía Judicial portuguesa cuando desapareció Maddie incluso acusó a los investigadores británicos de favorecer al matrimonio McCann siguiendo sólo las líneas de investigación que los excluían como responsables de los hechos. La tensión entre los dos países que generaron sus palabras desembocó en su destitución. Gonzalo Amaral fue apartado del caso en octubre de 2007 y posteriormente se le jubiló de manera anticipada (a la edad de 48 años).

Tras su salida del cuerpo, la batalla contra los McCann ha sido más dura si cabe. En julio de 2008 publica el libro e inicia una campaña para lavar su imagen, que inexorablemente ensuciaba la de los padres de Madeleine. Kate y Gerry terminaron denunciándole ante la justicia portuguesa, que llegó a prohibir la venta del libro y a condenarle en 2015 por difamación al pago de 500.000 euros al matrimonio, en concepto de daños y perjuicios.

Sin embargo la decisión fue anulada por el Tribunal Supremo dos años más tarde, al considerar que lo que les perjudicó no fue el libro o las palabras de Amaral, sino el hecho de ser sospechosos formales de la investigación. Cabe recordar que 127 días después de la desaparición de Maddie —en septiembre de 2007—, se le comunica a Kate McCann que es argüida —sospechoso formal en Portugal—. Y un día después también a Gerry.

¿Siguen siendo sospechosos?

La policía portuguesa presenta su informe final en julio de 2008, momento en el que reconoce que no tienen pruebas que inculpen a los McCann. En ese momento, la investigación contra el matrimonio quedaba archivaba y se les levanta la condición de sospechosos.

A día de hoy, la Policía Metropolitana de Reino Unido sigue considerando que Madeleine McCann se encuentra "desaparecida", dado que no tiene pruebas contundentes sobre su posible fallecimiento. Sin embargo, la Fiscalía de la ciudad de Braunschweig (Alemania) dio a la pequeña por muerta en junio de 2020.

En abril de 2022, el alemán Christian Brueckner fue acusado formalmente de la desaparición de la pequeña. En la actualidad, éste —un depredador sexual con un largo historial delictivo— es el único imputado en el caso de Madeleine. Cuando se la llevaron, el vivía a aproximadamente 3 kilómetros del complejo donde veraneaban los McCann y la localización de su teléfono móvil le sitúa en la zona.

Actualmente, cumple condena en su país por tráfico de drogas y violación —a una mujer de 72 años en 2005, precisamente en Praia da Luz—. Y, el pasado mes de octubre, la Fiscalía de Brunswick le acusó de cinco nuevos delitos sexuales (dos de ellos a menores), que habría cometido entre 2000 y 2017 en Portugal. Sin embargo, podría salir de la cárcel en 2025.

El tribunal regional de Brunswick, en el norte de Alemania , ha decidido que no es "competente" porque la "última dirección conocida" del acusado estaba en otro estado, Sajonia-Anhalt. En consecuencia, el juicio —que debía comenzar de manera inminente— ha sido cancelado.

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